Transfomers: El último caballero

Crítica de Gastón Navarro - EL LADO G

Crítica realizada por Martin Gonzalez @zoomartin

Transformers: The Last Knight es más de lo mismo, pero resulta más amena y divertida que otras películas de la franquicia. A pesar de su ritmo irregular, consigue que su duración no se sienta densa.

La cinta empieza con un flashback que lleva a la época del Rey Arturo y el mago Merlín (Stanley Tucci): La clave para salvar al planeta está en el pasado secreto que los Transformers tienen con la raza humana. Mientras tanto, la historia de esta quinta entrega presenta una nueva villana, Quintessa (Gemma Chan), que quiere destruir a la Tierra, secuestra a Optimus Prime (Peter Cullen) y lo programa para ser su sirviente.

El Último Caballero tiene todo lo bueno y todo lo malo que se puede esperar de Michael Bay. La historia es la más bizarra y delirante hasta ahora, aunque se nota un esfuerzo por unir varias tramas anteriores y tratar de tapar agujeros, sin embargo, termina creando otros. Se presentan algunos personajes nuevos que pasan sin pena ni gloria y algunos otros, como los Dinobots, vuelven a estar desperdiciados.

El tono es un gran acierto: la película no se toma en serio a sí misma, lo que ayuda a pasar por alto ciertos momentos ridículos. Además, está llena de humor que funciona y está bien dosificado. Es llamativo el agregado de tonos “familiares” de la mano de Isabela Moner en algunas escenas que están apuntadas al público más joven.

En actuaciones, lo mejor es Anthony Hopkins y su mayordomo Cogman (Jim Carter), un viejo robot con problemas de ira que actúa como un opuesto de C-3PO. Ambos aportan los momentos más graciosos y divertidos haciendo que el relato se haga más llevadero. Mark Wahlberg logra desplegar más carisma que en Age of Extinction, mientras que Laura Haddock intenta ser el personaje femenino menos estereotipado de la franquicia.

Como era de esperarse, las escenas de acción son enormes y Bay despliega sus trucos conocidos. Afortunadamente aplica menos cámaras temblorosas y más slow-motion, algo que viene incrementando desde Dark of the Moon (2011). Los efectos de la ILM son brillantes como siempre, pero esta vez se notan más pulidos y menos “dibujados” que en la entrega anterior. Otro detalle del apartado visual es que está rodada íntegramente con cámaras IMAX, lo que permite disfrutarla más en ese formato.

Podría tener mejores diálogos, hay elementos que se encuentran agotados y se podrían quitar algunas escenas innecesarias, pero en su conjunto, es una propuesta sólida para tomar un balde de pochoclos, disfrutar de las explosiones y acompañar al querido Optimus Prime una vez más.