Toy Story 4

Crítica de Guillo Teg - El rincón del cinéfilo

Nada le falta, nada le sobra: humor genuino, acción sostenida, buen ritmo y desarrollo dramático

Se los extrañaba, más allá de algún cortometraje visto como aperitivo de alguna producción anterior, y si bien esta es la primera vez en casi 25 años que Pixar estrena sin un corto previo, los juguetes están en todo su esplendor.

Desde el punto de vista argumental se podría decir que esta entrega es casi una remake conceptual de la original. Bonnie (Madeleine McGraw doblada por Abril Gómez) es la hija de Andy (John Morris doblado por Geezuz González) quien ha legado sus juguetes a la siguiente generación. Los primeros gags juegan un poco a cuál es el juguete elegido por la niña (sutil bajada de línea sobre género), pero sobre todo a la reinstalación de la fantasía infantil: los juguetes siguen vivos cuando uno sale de su habitación.

Woody (Tom Hanks doblado por Arturo Mercado Jr.) sigue siendo el referente estereotipo del líder y héroe que ha asumido su misión, su propósito desde que Andy lo tuvo en sus manos: ser parte de una infancia feliz, parte del juego que estimula la imaginación. Más allá de Buzz (Tim Allen doblado por José Luis Orozco) que siempre está con su particular razonamiento de las cosas, todos los juguetes se reúnen nuevamente para esta gesta.

Preocupado por saber qué pasa en el jardín de infantes, pero sobre todo rompiendo la regla de que no se puede llevar juguetes al cole, el vaquero sale en la mochila de la niña y se instala un rato en la salita. Con elementos que Woody saca de un cubo de basura, Bonnie armará en vivo un nuevo personaje que entra al elenco: Forky (Tony Hale, doblado por Arturo Castañeda Mendoza). Forky no es otra cosa que un tenedor de plástico con otros chirimbolos, pero es por salir de la imaginación de ella es que éste cobra vida, dándole una vueltita de tuerca más al asunto porque esa suerte de híbrido armado con elementos de un tacho, no sabe que ya no es basura. Es el resto de su entorno el que debe darle pistas para poderse entender como un objeto cuya utilidad está resignificada por la imaginación.

En nuevo chiche capta la atención total de Bonnie convirtiéndose en el principal objeto de su imaginación, y si bien hay diez minutos en donde se trabaja un poco la sensación de Woody de sentirse un poco dejado de lado, todo derivará en lo que verdaderamente es “Toy Story 4”: una aventura.

Todos los juguetes saldrán de vacaciones en una casa rodante. Por supuesto que Forky se va a perder y será el vaquero el abanderado de ir en su búsqueda. La aventura se centra en un pequeño pueblito en dos escenarios principales: un negocio de antigüedades que tiene juguetes de otra época y una feria de diversiones. Claramente es la primera locación la que se lleva todos los premios con la aparición de otros dos personajes desopilantes en su registro. Duke Kaboom (Keanu Reeves, doblado al español por Ricardo Tejedo), un motociclista frustrado por no poder hacer las acrobacias y piruetas que la publicidad de tv prometía, y Gabby Gabby (Christina Hendricks, doblada al español por Liliana Barba Meinecke), una muñeca de diseño que perdió su voz grabada para decir “te quiero” y esas cosas.

Sabemos que Pixar sabe a qué juega, y que los guionistas no van a dejar nada librado al azar. La muñeca anhela ser elegida una vez más por alguna niña, y el motoquero reivindicar su orgullo de ser juguete de acción. Sobre estos dos pilares dramáticos, sumado al de Woody, tratando de encontrar su lugar en el mundo, es donde mejor se apoyan las líneas argumentales, las subtramas y los gags (hay al menos tres de antología, tres gemas de humor genuino por los cuales vale el precio de la entrada). El resto son buenas dosis de acción, ritmo narrativo sostenido y un buen desarrollo de la curva dramática que tiene cada personaje. Un relojito.

“Toy Story 4” no va a superar la obra maestra que fue la tercera parte, y hasta se podría poner a consideración si la duración es la adecuada, pero estos son datos esperables. También lo son las toneladas de billetes que este estreno va a producir, y por supuesto su segura nominación al Oscar el año que viene. Tiene con qué. Pixar siempre tiene con qué.