Tokio

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

HOJAS DE OTOÑO

Ella está sola y triste. Es su noche de cumpleaños. Se cita con un amigo en un bar para escuchar jazz. Pero como el amigo no puede ir, ella al final aceptará la charla del pianista del lugar, otro solitario. Y entre los dos, favorecidos por un inesperado corte de luz (a veces la crisis ayuda) se encargarán de darle algún sentido y alguna esperanza a sus vidas, entrecruzadas de pérdidas, desilusiones, olvidos y silencios. La estructura teatral del film deja que todo descanse sobre las espaldas de estos dos buenos actores que poco pueden hacer ante un libro que no les deja desplegar otros matices. Es un relato pobre, no porque sea chiquito, sino porque no encuentra hallazgos ni detalles que dejen ver algo más. Aunque hay que agradecerle que no es meloso ni condescendiente. Pero, ni el clima romántico de la puesta (con sus velas, sus decorados, su música) logra sostener esta historia mínima que es, más que una puerta abierta hacia una segunda oportunidad, una ocasión para mejorar el día día con algo que empieza a ser. Ya a lo dice Mario Clavell en su inolvidable bolero que recorre el film: “somos dos hojas que el viento/ juntó en el otoño”.