Todos lo saben

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

El iraní Asghar Farhadi reunió a un dreamcast iberoamericano en "Todos lo saben", un drama que bordea el thriller para terminar hundiéndose en conflictos del corazón. Con ocho títulos en su haber, Asghar Farhadi, es un director que se diferencia de otros pares iraníes por su tratamiento de conflictos familiares utilizando el contexto de su país para abordar problemáticas universales, tal como sucedió en sus conocidas y laureadas "La separación" y "El viajante".
En "Todos los saben" se anima a salirse de su tierra, pone su arte en pos de una producción con elenco iberoamericano, mayoritariamente español, y se ubica en el interior de aquel país para narrar una historia con mucho de condimento latino, en la que se lo presiente más que por encargo, ajeno. Esta es una historia de pueblo chico, infierno grande.
Todo comienza con Laura (Penélope Cruz), que vive en Buenos Aires junto a su esposo Alejandro (Ricardo Darín) y sus dos hijos, y regresa a su pequeño pueblo español por el casamiento de una sus hermanas. El casamiento es todo un evento en un pueblo en el que todos se conocen, y además, la familia de Laura parece ser la que mueve los hilos del lugar por haber sido dueños de los viñedos más grandes. Todo se dispone para pasar una temporada inolvidable, y de algún modo lo será.
Al casamiento asiste también Paco (Javier Bardem), ex pareja de Laura, y actual dueño de los viñedos, casado con Bea (Bárbara Lennie). La fiesta transcurre bajo total normalidad, rememorando viejos y dulces recuerdos, hasta que sucede un corte de luz. En medio del tumulto, la hija mayor adolescente de Laura desaparece, secuestrada.
A partir de entonces, "Todos lo saben" virará hacia la historia de ese secuestro, haciéndose luego en escena el propio Alejandro.
En verdad, a Farhadi no parece interesarle tanto el hecho policial del secuestro. Si bien lo ubica en el centro del relato, el film se abocará en tratar todos los asuntos internos de esa familia que se desatan a partir del secuestro.
Como lo adelanta su título, en la familia hay muchos secretos, rencores, hechos del pasado sin resolver, y este caos servirá para traerlos todos a la mesa. Laura sufre, llora, intenta conseguir el dinero del rescate y el único que puede ayudarla es Paco, aunque eso signifique tener que remover cómo hizo él para adquirir las tierras a bajo costo; episodio que esa familia está lejos de perdonarle.
Por otro lado, Bea anda de acá para allá preocupándose porque ella y su marido no pierdan la posición que tienen, y de algún modo controlando el acercamiento entre Laura y él. Alejandro tarda en entrar en escena, como esos personajes que en una serie siempre son nombrados, pero recién aparecen cuando el raiting lo necesita, promediando los últimos capítulos.
Por supuesto, cuando llegue, traerá sus conflictos a cuesta. Mucho sol, pieles bronceadas, el pintoresquismo de un pueblo chico, hombres de camisa y pantalones de vestir (si fuese invierno estarían con traje), y mujeres de vestidos soleros y pechos turgentes si es posible sin corpiño. Farhadi hizo una telenovela, un culebrón condensado.
Allí donde en sus anteriores películas predominaba la emoción real, cierto drama profundo, y el contexto se sentía tangible; aquí predomina el cotorreo de alcoba, las puertas que se abren justo para interrumpir algo, la gente que oye detrás de una puerta, y las pasiones que se quieren frenar pero los corazones arden.
Con un poco más de jolgorio y banalidad (y más música, aunque la hay, y bastante), Todos lo saben podría ser "Mamma Mía"; en eso de un pueblito en el que él único problema parece transcurrir por ver si los corazones sanan, y resolver viejos entuertos parentales. También podría ser "Un paseo por las nubes", de haberse tomado las cosas con más liviandad.
En uno u otro caso, el resultado sería mejor. Al servicio de esa telenovela, Farhadi construye diálogos imposibles, e introduce personajes de un verosímil endeble como un policía detectivesco que saca conclusiones internas (todas acertadas) de no se sabe muy bien dónde. También descuida el hecho policial, al que nunca le imprime nervio, lo adelanta de modo evidente, y lo resuelve sin el más mínimo interés.
En el elenco, en el que también contamos a Inma Cuesta, Sara Sálamo, y Eduard Fernández; sobra el talento, aunque lidian con personajes que no ayudan. Por supuesto, Cruz y Bardem tienen química, como cuando Nancy Duplaá y Pablo Echarri hicieron "La Leona"; son un matrimonio que se entiende.
Pero individualmente se repiten, y para verla llorar a ella más de dos (innecesarias) horas, mejor ver una de Almodóvar. Por su lado, Darín, llega tarde y nunca termina de encajar dentro de un elenco que le es tán ajeno como a Farhadi esta película por encargo. Todos lo saben tenía el potencial para ser un drama profundo y desgarrador, o aunque sea, plantear algunas líneas dramáticas interesantes.
La superficialidad del melodrama telenovelesco, y la torpeza para resolver varias cuestiones fundamentales, terminan creando una película demasiado pequeña más allá de su interminable duración.