Thor: Ragnarok

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

Desterrados.

El nudo argumental principal de Thor Ragnarok se desarrolla teniendo a sus dos protagonistas como expulsados de su tierra de origen, Asgard, cayendo en un planeta salvaje del que deberán huir para salvar a su terreno de la destrucción. Algún paralelismo podemos trazar con la historia de Taika Waititi.

Además de poseer algún record de humor por segundo, las películas de Marvel se caracterizan por contratar -tanto delante como detrás de cámara- a profesionales de cierto prestigio… para exigirles que se adapten a su modelo.

Esto vuelve a suceder en Thor: Ragnarok. En las interpretaciones vamos a tener “el placer” de ver a Cate Blanchett, Mark Ruffalo, Benedict Cumberbatch, Jeff Goldblum y Anthony Hopkins (entre algún otro talentoso) cumpliendo con los cánones del autodenominado MCU (Marvel Cinematographic Universe) de componer personajes clichés y encorsetados (en todo sentido); si bien, por lo menos, parecieran divertirse durante el rodaje.

Algo similar sucede detrás de cámara, esta vez con Taiki Waititi. Aunque en este caso, el asunto de la diversión está más en duda.

Waititi dirigió tres películas maravillosas en su Nueva Zelanda natal, películas de género que juegan a la comedia de un modo delicioso, muy original y divertido.

Habiendo saltado a la fama con el boom mundial de Casa Vampiro, Disney/Marvel se lo trajo para sus arcas. El resultado, si bien tiene ese componente de película de género jugando a la comedia, está lejos de los resultados antes obtenidos.

El director de Hunt for the Wilderpeople se da hasta el lujo de hacer alguna referencia a su propia filmografía, quizás extrañando tiempos de mayor libertad. Hollywood lo limita y le impone la misma fórmula que Marvel viene aplicando a cada una de sus películas con la excusa de estar todas integradas por una gran red (ese MCU). Más allá de algunas variaciones (más propias de la características de cada personaje), cuesta diferenciarlas unas de otras.

Historia de tres hermanos:
Thor Ragnarok toma las bases de algunas líneas del cómic sobre el Ragnarok (la destrucción del mundo asgardiano según la mitología nórdica) creado en los ’80 por Walk Simonson, le adosa en partes el mítico Planet Hulk, y dibuja el resto. Lo que da por conclusión lo siguiente:

Una muerte pone en una encrucijada a Thor (Chris Hemsworth) y Loki (Tom Hiddleston), quienes en ese momento descubren que tienen una hermana, Hela (Cate Blanchett).

Por supuesto, Hela es codiciosa, poderosa y vengativa, y solo querrá algún tipo de venganza. A esta altura debería sonar alguna cortina musical de Paz Martinez para indicar el fin de un capítulo, pero sigamos.

Hela desea el trono de Asgard y por eso destierra a Thor y Loki, quienes terminan del otro lado del universo, en una suerte de tierra sin ley aunque bastante tiránica.

En este momento, en Saakar harán su aparición el Gran Maestro (Jeff Glodblum) que los someterá a tener que enfrentarse en una suerte de lucha de gladiadores, y Hulk (Mark Ruffalo), convertido en el máximo de los gladiadores. Thor, que no cuenta con su martillo, debe regresar a Asgard antes de que sea tarde.

Una y otra vez:
El guion de Thor Ragnarok, escrito a seis manos por Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher Yost, no abunda en originalidad ni mucho menos, se limita a ser lo básico y esencial para desarrollar las escenas que quiere en un marco harto conocido. En lo que sí abunda es en pseudo humor.

Thor Ragnarok -como cada una de las películas del MCU- se nota más preocupada por incorporar todo tipo de guiños y gags (donde puede y como sea) que en construir algo sólido. Su misión principal es ser un fan service, y lo hay para todos los gustos de la cultura pop.

Estéticamente hay reminiscencias al Flash Gordon de Dino De Laurentis y a algún producto estilo clase B de esa década, pero solo en su envase y no en su espíritu (todo lo contrario de lo que podíamos decir de un producto estrenado la semana anterior como Geo-Tormenta).

Hay links a los cómics, a las otras películas del universo marveliano, una música que suena a tecno ochentoso pero del feo (muy feo), y hasta a la propia filmografía del director como mencionamos antes. Todo aquel que quiera que le den una palmadita confortable en la espalda, la va a tener.

Los actores parecen divertirse, y los de gran trayectoria cumplen aun sintiéndose en un grado bastante menor al habitual.

Waititi no se toma muy en serio su labor y lo que hace es una obra sobrecargada, exagerada, y hasta algo burda. En cierto punto, este tono desprejuiciado favorecerá a la asimilación del resto de lo que tiene para ofrecer. Una sosa montaña rusa de chistes viejos, escenas de acción no del todo logradas (aunque comprensibles) y una sobrecarga de CGI hasta en lugares innecesarios.

Las tres películas de Thor, diferentes entre sí, cumplen con una extraña trilogía de ser lo menos inspirado de una factoría que no cuenta con demasiada inspiración; como si no supiesen qué hacer con el personaje.

Conclusión:
Thor Ragnarok pudo haber aprovechado a su director Taika Waititi y aprovechar esa veta humorística que tanto les gusta para hacer un producto libre y bizarro (en el uso anglosajón del término). Lamentablemente la industria se impuso una vez más, lo que da por resultado otra película plástica y desangelada. Fanáticos incondicionales del MCU, vayan por ella.