Testigo de otro mundo

Crítica de Germán Morales - Proyector Fantasma

Al leer la sinopsis del film, uno espera encontrarse con una película más relacionada con hechos sobrenaturales, con la típica mística de las películas de extraterrestres que cierran con el mensaje “no estamos solos”. Sin embargo, Testigo de otro mundo es mucho más que eso.

Se trata de un documental que aborda la problemática de los que dicen haber tenido experiencias con entidades que no parecen ser de nuestro planeta, se centraliza en el pensar, sentir y sufrir de Juan Pérez, quien fue abducido durante su infancia en Venado Tuerto en 1978. Lo hace desde un lado muy humano, sin poner en cuestión la existencia de los extraterrestres, sino en los traumas y las consecuencias que marcaron su vida y con los que sigue viviendo, aún hoy casi 40 años después. Tanto es así que al verlo en cámara, Juan de 50 años, todavía tiene cara de niño.

Con ese objetivo, el director del film, Alan Stivelman se encarga de presentarnos y seguir la vida, mientras busca lograr una explicación que ayude a Juan, logrando una purgación en su relación con el traumático hecho. Entre consultas con chamanes guaraníes, expertos en los fenómenos OVNI, con la colaboración especial de Jacques Vallée, un reconocido astrónomo y ufólogo, el documental hace un trabajo de campo que dura aproximadamente un año entre viajes y entrevistas.

El film al mismo tiempo se vale de recrear muchas de las escenas del pasado a través de dramatizaciones y animaciones. Se trata de un film más asociado a lo espiritual que al fenómeno OVNI, en el que se generan reflexiones muy interesantes sobre el hombre actual y nuestra relación con lo metafísico, la soledad, la naturaleza, las sociedades como comunidades y sobre todo, el sufrimiento de las personas que sienten o ven algo diferente que el común de la gente.

Por eso, Testigo de otro mundo resulta un documental muy recomendable, ya que aunque el espectador no se sienta muy interesado por el fenómeno extraterrestre, se trata de una mirada diferenciadora del resto de este subgénero, y lo trae al llano. Genera empatía con el afectado y impulsa una visión sanadora de las cosas que ocurren a lo largo de nuestras vidas, más allá de este caso en particular. Porque en definitiva, sin buscarlo, trata sobre las diferencias que tenemos los seres humanos y la riqueza que hay en todos nosotros.

Por Germán Morales