Teoría de cuerdas

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

El cine por asalto

Teoría de cuerdas (2011) es una propuesta experimental que muestra un cine diferente, en donde las imágenes y los sonidos toman por asalto la pantalla para representar el universo en su estado más puro.

Dirigido de manera colectiva por casi una docena de jóvenes directores (Luján Montes, Gabriel González Carreño, Clara Frías, Laura Focarazzo, Oscar Maio, Luciana Foglio, Eugenia De Rossi, Sergio Brauer, Juan Tancredi, Antonio González Mediondo y Amado Casal), el film sigue la línea impuesta por Ernesto Baca (Música para Astronautas, 2009) -aquí productor-, en donde la lógica no existe. Una serie de episodios individuales y de diferentes texturas creados con imágenes extraídas de internet, por found footage (películas construidas a partir de otras), filmaciones caseras y otras exclusivas para el film, conforman una especie de universo surrealista.

Pareciera ser que la condición al momento de iniciar el proyecto fue la representación libre de un elemento mineral (platino, hierro, etc.) bajo cualquier forma cinematográfica. De esta manera se permite experimentar con los materiales que se tengan, se encuentren o se deseen, dejándose llevar por una libertad creativa que el cine narrativo no se permite. Aquí encuentra en Teoría de cuerdas un modo de representación pictórica, alejada de toda convencionalidad y forma con la que el cine nos tiene acostumbrados.

El plano visual abstracto y la sonoridad circundante son las premisas a la hora de ver una propuesta en la que once directores y un artista sonoro (Esnaola Moro) renunciaron a lo convencional para presentar una película tan desconcertante como movilizadora. Para bien o para mal, de acuerdo con los ojos que se mire.