Suspiria

Crítica de Juan Pablo Bondi - Fuera de campo

Luego del éxito de Llámame por tu nombre (Call me by your name, 2017), el realizador Luca Guadagnino produce esta nueva versión del clásico de Darío Argento, Suspiria, con un nuevo guión de David Kajganich y con la música de Thom Yorke (del grupo Radiohead). En el elenco se encuentran Dakota Johnson, Tilda Swinton y Mia Goth.

Suspiria es un producto atípico: no es una copia de la anterior versión sino que toma la premisa principal y hace de ella una película completamente nueva. Tiene personajes originales, la fotografía es más oscura (vale recordar en este punto que el clásico de Argento, por el contrario, se caracterizaba por estar saturado de colores), y dura 153 minutos (mientras que la original tiene 98 minutos de duración). No sólo Suspiria sucede durante el año 1977 (guiño nuevamente al film de Argento, ya que fue el año de estreno de su predecesora) sino que también parece hecha en ese mismo año, tanto en la fotografía, los efectos visuales, la música y la edición. Más que un “homenaje” a una década, es un viaje en el tiempo a la misma. El largometraje transcurre en Berlín durante el denominado “Otoño Alemán” (ataques y secuestros terroristas por parte de diferentes grupos armados de la época) y ese tumulto político se hace parte de la narrativa de la película. El film mezcla tonos y temas hasta casi tambalear bajo su propio peso, pero nunca deja de ser al menos fascinante. La música del debutante Thom Yorke le da un toque lúgubre pero elegante a la trama.

Excelente en sus recursos técnicos y artísticos, Suspiria sufre bajo los cambios de tono, ya que pasa del terror, al grotesco, al humor no intencional, etc. y a la cantidad de temas a los que se alude, entre ellos a lo político, al patriarcado (también al matriarcado), a la religión, etc. pero la dirección es precisa, las actuaciones son correctas y, por momentos, es visualmente deslumbrante.

Suspiria es ambiciosa y grandilocuente, es un film confrontativo y poco sutil, pero también es difícil de olvidar una vez que la función haya terminado.