Sueño Florianopolis

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

La nueva película de Ana Katz, "Sueño Florianópolis", es otra aguda y amarga mirada a los conflictos de pareja y el sentido de las palabras familia y matrimonio. Lucrecia, Pedro, Julián, y Flor, van por la ruta a bordo del desvencijado auto ¿El destino? Florianópolis ¿El destino? Revivir un viaje hecho en el pasado.
"Sueño Florianópolis" es la quinta película de Ana Katz, por lo que ya sabemos, estas no serán las jocosas vacaciones de una familia feliz. Katz posee una interesante habilidad para retratar rutinas y encontrar en ellas las particularidades que distorsionan la tradicionalidad. Eso de que cada familia es un mundo, y uno bastante podrido.
Podemos decir que este es el film de Katz que más se asemeja a su celebrada ópera prima "El juego de la silla". Quizás sea porque nuevamente habla de lo intra familiar, de lo cotidiano frente a un suceso particular, esta vez, un viaje a las costas brasileras.
Lucrecia (Mercedes Morán) y Pedro (Gustavo Garzón) viajaron hace años a Florianópolis, y tienen el recuerdo de unas vacaciones soñadas; aquello que ahora buscan revivir. Pero hay una diferencia fundamental, ese matrimonio ahora está separado.
Juntaron a sus hijos para pasar una temporada veraniega en familia, pero en Buenos Aires siguen siendo esos psicoanalistas que ahora ya no conviven como matrimonio. Este Florianópolis definitivamente es otro, simplemente porque aquel idilio terminó, quizá sea oportunidad para crear otro, o no, encontrar algo que quedó allí y retomarlo ¿Será para eso que viajan hasta tierras extranjeras?
Lucrecia y Gastón son distintos e iguales. Ninguno sabe bien lo que quiere, sufren todo tipo de crisis, de pareja, de edad, de corazón, y también de paternidad. Ninguno sabe bien cómo comportarse frente a sus hijos, que según la óptica de ellos, se están descarriando. ¿Es la crónica de una familia desgranándose?
Para llegar a la casa de Florianópolis deben atravesar un río a pie, y quizás sea como el portal para marcar un antes y un después, un aquí y allá. Si esa familia se desgrana ¿quién recogerá las partes?
Lucrecia y Pedro hacen contacto con un matrimonio brasilero que les alquila la casa, Marco (Marco Ricca) y Larisa (Andrea Beltrao), quienes casualmente se encuentran en la misma situación de ellos, como un matrimonio divorciado que comparte. La diferencia, ellos parece que ya atravesaron una etapa que Lucrecia y Pedro todavía tienen en veremos. La mirada de Katz está lejos de ser un drama pesado.
"Sueño Florianópolis" es una comedia dramática de pequeños grandes momentos, su humor es permanente, pero nunca exacerbado. Katz nos acostumbra a reírnos de los hechos que cualquiera podemos haber pasado, de nuestras miserias sin necesidad de presentarse en el grotesco.
La vena dramática surgirá espontáneamente, como la vida misma que está cargada de lo uno y de lo otro, simultáneamente, todo depende de cómo lo miremos. ¿Hace falta decir que Morán y Garzón son excelentes intérpretes?
Sabemos que Katz es una gran directora de actores, acá hace fluir una química natural entre los cuatro integrantes de la familia, y este matrimonio que viene de afuera. La mirada del film es femenina, porque Katz es mujer, y porque pareciera siempre tener la óptica de Lucrecia. Morán compone desde lo que sabe hacer, y no necesitamos más, es fácil ubicarse en su lugar y acompañarla.
Pareciera que las grandes escenas, los grandes momentos de composición le brotan sin mayores esfuerzos. Garzón se gana su espacio, no es para nada un secundario, Pedro no gira alrededor de Lucrecia, tiene su polo propio, y en él, el actor de "El fondo del mar" se luce. Al igual que Morán, actúan con naturalidad, y le creemos ese matrimonio, y el desgaste que cada uno presenta.
Los jóvenes Joaquín Garzón y Manuela Martinez también tendrán sus momentos. Un detalle, "Sueño Florianópolis" se ambiente en los años ’90. En lugar de cargar todas las tintas sobre un pesada recreación de época, Katz lo pone en detalles, y prefiere centrarse más en actitudes y diálogos propios de esa década.
"Sueño Florianópolis" tiene también una lectura social, la de los sueños pinchados, la de la generación de sueños rotos, la de aquella que aún se aferra a pequeños cotillones como pegarse un viajecito a Brasil.
No por nada, el Brasil de Katz está lejos de ser el de las arenas blancas, el sol penetrante, los fuertes colores, y la alegría sin fin. Si nos descuidamos, su Florianópolis parece cualquier localidad costera local, y no de las más top… pero nos fuimos a Brasil. En 2018, Morán nos decía edulcoradamente junto a Ricardo Darín que al amor había que pensarlo menos y sentirlo más.
Quizás sin proponérselo, esta Morán le contesta a aquella, y como buena psicoanalista le dice que no, que tampoco es cuestión de llevarse por los impulsos; hay que pensar bien antes de actuar y arrepentirse cuando ya sea tarde ¿Será cuestión de balancear corazón y mente?
"Sueño Florianópolis" es otra poderosa entrega de una directora inquieta, curiosa, y sobre todo vital. Ana Katz es muchas mujeres en una, pero sobre todo es única.