Star Trek: sin límites

Crítica de Alan Schenone - Proyector Fantasma

Larga vida y prosperidad en el espacio
En la mítica USS Enterprise, el capitán James T. Kirk (Chris Pine) junto a su tripulación están de vuelta para una nueva aventura que los adentrará en territorios desconocidos del espacio, donde serán puestos a prueba para salvar sus vidas como también a La Tierra. Con la ayuda de su primer oficial, Spock (Zachary Quinto), deberán sortear el ataque de Krall (Idris Elba), un poderoso y enigmático villano que llevará a los héroes de la Enterprise a una aventura épica sin escalas.

J.J. Abrams conoce a la perfección la forma correcta de contar una historia de ciencia ficción trayendo a la pantalla -en este caso como productor- una gran tercera parte del capitán James Kirk y su tripulación, con el vulcano Spock a la cabeza. Abrams, adaptó de manera satisfactoria, Star Trek a la nueva era post-cine marveliano: acción con personajes carismáticos y cuotas de humor para brindar tintes de drama en el desarrollo de los films. Después de contarnos el origen de su tripulación en Star Trek (2009), y profundizar en sus relaciones y personalidades en Into the Darkess (2012), Abrams pasó la posta a Justin Lin (Fast and Furios 5 / 6) quien expone un panorama en el cual los personajes comienzan a preguntarse acerca de su verdadero destino en estas misiones interplanetarias.

Star Trek Sin Límites es una aventura que contiene los ingredientes más fieles, clásicos y fundamentales de la ciencia ficción, potenciándolos entre ellos. La audacia de la tripulación como un único ente, llevará a Beyond a los grandes altares de lo mejor que vimos de Star Trek hasta el momento, consolidando así una gran tercera parte. La nostalgia, un elemento ya usado en demasía -por ejemplo con Stranger Things y la propia Star Wars- es recurrente en Star Trek Sin Límites: muchos gags, guiños y momentos especiales para los fans. Todo esto se ve potenciado por el fallecimiento de Leonard Nimoy el año pasado -el reconocido Spock del Star Trek clásico- a quien en parte del film se lo menciona hasta llegar a un gran recuerdo en el final.

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Star Trek: Sin límites no se focaliza en la gran dupla que generaron Chris Pine y Zachary Quinto Como Kirk y Spock respectivamente, sino que se apoya -además de ellos- en el gran cast de personajes secundarios. La nave icónica Enterprise, que también es parte fundamental del film, alberga a esta tripulación tan simpática como necesaria para que nunca decaiga la narración de Justin Lin. Carismáticos y con personalidad, cada uno de ellos cumplen y aprovechan su momento en pantalla con fluidez y naturalidad, dándole a Beyond una sintonía importante en pantalla para la percepción del espectador.

En su parte estética, Beyond habla por si sola en el modo y marca que lleva Star Trek a la hora de contar una historia en el espacio. Queda a merced del espectador disfrutar de los colores, razas, planetas y demás elementos que, como hace 50 años, hace a la saga Star Trek tan importante y diferente dentro del género. Simon Pegg y Doug Jung encaminaron a Sin Límites con un guión audaz y contundente en relación a su director: la mano de Lin se percibe en las escenas de acción dotando al film de una gran espectacularidad sin perder fuerza en el aspecto narrativo. Star Trek: Sín Limites es entretenida, con grandes tintes de humor y, por sobre todas las cosas, toca en las fibras más interna del corazón del espectador y más aún, de sus fanáticos.

Como siempre, la banda sonora es un punto alto en el universo Star Trek, puntualizando en una de las mejores escenas del año, utilizando a la música como parte fundamental para desarrollar un momento vital en la cinta. Star Trek: Sín Limites estuvo a la altura de las circunstancias en un universo consolidado desde sus personajes hasta en el marco general narrativo, mostrando una consistencia y coherencia desde la primera entrega hasta aquí, dejando en claro las aspiraciones de un espacio que todavía tiene mucho más para ser explorado…