Somos una familia

Crítica de Manuel Esteban Gaitán - Conexión Cultural

Somos una familia es la nueva película del aclamado cineasta japonés Hirokazu Koreeda, realizador de obras maestras como De tal padre, tal hijo, After life: La vida después de la muerte o Nadie sabe, y que gracias a este nuevo filme obtuvo la Palma de Oro del pasado Festival de Cannes, además de estar nominada como mejor película de habla no inglesa para la próxima edición de los premios Oscar.

Somos una familia trata sobre una familia compuesta por una abuela, una pareja, una hija adolescente y un hijo más pequeño. Cuentan con pocos recursos económicos, por lo que tienen que delinquir para poder obtener los bienes necesarios para sobrevivir, ya que la pensión que recibe la abuela les resulta escasa, y los ingresos que obtienen tanto el padre Osamu, como su esposa Nobuyo, apenas alcanzan para costear algunos gastos. Después de volver de robar en una tienda, Osamu y su hijo se encuentran con una niña pequeña que se encuentra sola y expuesta al frío; pese a la endeble situación económica que afronta la familia, deciden albergarla, ya que su familia real ni siquiera se preocupa por el estado de la misma. Tras un rechazo inicial por parte de la madre, la compleja instancia que la pequeña parece haber pasado con sus padres reales, hace cambiar de opinión a Nobuyo, que se compromete con la situación. La niña pasará a cooperar en los pequeños delitos que Osamu y su hijo realizan, pese a que son conscientes de que no es bueno el concepto que ella puede tomar de los mismos, y de los riesgos que corren. Cuando la familia parece lograr cierta estabilidad, un accidente pondré en velo una verdad que cambiará el destino de todos los integrantes.

Decir que Hirokazu Koreeda es uno de los grandes realizadores de la actualidad es una obviedad. Lo interesante es que puede demostrarlo una vez más en su nueva película, donde expone nuevamente ese estilo tan personal, quizás sin el vuelo de otras como De tal padre, tal hijo o After life, pero demostrando su sensibilidad y sus condiciones para abordar historias de índole familiar, con un tacto que lo hace único, con pequeñas reminiscencias al cine de Yasujiro Ozu. Quizás se tome demasiado el tiempo en lograr profundizar sobre algunos temarios, permitiéndose algún que otro bache, pero lo importantes que Koreeda llega al fondo de la cuestión, y otra vez los planteos y reflexiones surgen, demostrando la fuerza de la historia y su guión. Las actuaciones dan un aporte esencial, así como la puesta en escena, fotografía, y todo lo que gira alrededor del filme para lograr sus cometidos y llegar hasta el espectador. Recomendada, como suele pasar generalmente con todas las películas de este gran realizador japonés.