Se levanta el viento

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Todos alguna vez soñamos con volar

Desde niño Jiro sueña con volar y diseñar hermosos aviones, en sus sueños habla con Caproni (el famoso diseñador aeronáutico italiano), comparten ideas, proyectos. Así la aviación es parte de la vida de Jiro desde pequeño, hasta que ingresa a la universidad, se recibe de ingeniero y finalmente logra construir aviones. Pero es el año 1927, y muchas cosas están cambiando en Japón, y los diseños de Jiro deben adaptarse a la industria militar, la que más crecía por esos años.
Al mismo tiempo que la historia recorre la vida de Jiro, recorre también la historia de Japón, repasando varios hechos como: el terremoto de Kanto, la depresión económica, la epidemia de tuberculosis, y finalmente la entrada de Japón a la segunda guerra, donde los aviones que tanto soñó, y por los que tanto trabajó, son utilizados con fines bélicos y no para hacer feliz a la gente, como Jiro soñaba.
La película es una biografía con detalles oníricos, y al mismo tiempo un drama histórico que retrata en detalle la cultura japonesa, el modo en que enfrentaron los momentos difíciles, tanto como sociedad como también en la forma en que el protagonista persevera ante todas las situaciones adversas, para cumplir con sus objetivos, y los de las personas que ama.
Con más realismo que en otras de sus obras, pero la misma belleza, Miyazaki creó una película que combina datos históricos y poesía. Es un relato de enorme expresividad, con imágenes hermosas que recuerdan a cuadros de Manet, y un personaje admirable que durante toda la historia, sueña, crea y ama.
El relato es calmo, pero la historia es fuerte, nos conmueve, y como toda la obra de Miyasaki, es imposible de olvidar.