Roma

Crítica de Lucas Rodriguez - Cinescondite

Tras devorarse al mundo entero con la sublime Gravity, el mexicano Alfonso Cuarón tenía carta blanca para abordar cualquier proyecto que quisiese, pero decidió regresar a sus orígenes y entregar en Roma una oda íntima y reflexiva sobre su propio seno familiar en los años ’70. Por supuesto no es una autobiografía sino un homenaje a esas criadas domésticas que, invisibles, ayudaron tanto a la familia que las empleó mientras que ellas mismas transitaban cambios tectónicos en sus propias vidas, pero es una alabanza tan sentida y hecha con un nivel técnico tan elevado que se le pueden perdonar varios deslices en el camino.