Relatos salvajes

Crítica de Nicolás Feldmann - Proyector Fantasma

Pasión y locura. Esas dos cualidades lamentablemente tan humanas son las que intentó darle Szifron a su serie de relatos salvajes. Porque como diría alguna vez el gran Joker de Alan Moore, “La locura es una solución válida a la realidad”. Y aquí el joven director no hace más que afirmar que solo de los problemas más triviales puede salir la peor versión de nosotros.

Casi nueve años más tarde nos encontramos con el regreso del niño mimado de nuestro cine a la pantalla grande. Y es que en la actualidad no hay ningún otro director nacional que pueda andar entre el camino de lo irreverente y comercial con tanta comodidad y destreza. Ni siquiera el clásico costumbrismo de Campanella.

Pero Szifron lo hizo otra vez. “Relatos Salvajes” llega como una película ganadora, arrasadora por donde se la mire.
Siendo proyectada en casi 300 salas y contando con un elenco de primer nivel, presupuestos astronómicos para una producción argentina, y a falta de uno, SEIS guiones igualmente sólidos.
Queda sobrentendido que con todo esto a su favor podemos decir que el margen de error en las expectativas era bastante pequeño.

Pero hablemos de “Relatos Salvajes” como película. Una serie de seis historias sin ninguna vinculación entre sí más que por la atmosfera de violencia contenida (e incontenida) que desarrollan todos los personajes ante situaciones totalmente extremas.
Y es aquí donde se puede ver la gran versatilidad que tiene Damián Szifron detrás de cámara: La película podrá girar en torno de la violencia, pero no es el mismo tipo de violencia el que prima todos los cortos.

En las distintas historias que se nos van narrando podemos ver desde la violencia más explícita como la física y la verbal (puntualmente las protagonizadas por Rita Corteze/julieta zylberberg y Leonardo Sbaraglia) hasta la violencia más calculadora vista desde un punto de vista social o burocrático (representada en las historias protagonizadas por Darío Grandinetti, Ricardo Darín y Oscar Martinez).
Por último surge desde otra mirada la historia protagonizada por Érica Rivas como la versión más simbólica de la violencia pasional, en donde el amor es el vehículo para llegar a la locura.

Hay que aclarar que en un principio “Relatos Salvajes” podrá parecer a simple vista una apología de la violencia, pero no lo es. Ya desde “Los Simuladores” que Szifron siempre juguetea con esa fantasía de la justicia mano propia ante los villanos cotidianos. Pero en este caso, el realizador se aseguró de que la impronta de cada relato por separado este de lo más cuidada para que lo que podía llegar a generarnos una empatía en determinado momento, al siguiente nos haga reflexionar si realmente apoyamos las distintas decisiones que toman los protagonistas.

Relatos_1

Otro elemento que suma, y mucho, es el humor negro bien cercano al estilo de la primera época de Alex de la Iglesia. Con esto elimina a grandes rasgos esa misantropía que algunos detractores de Szifron podrían criticarle. Y es que en todo momento el director no duda en torturar a sus personajes llevándolos hasta el límite. Un límite capaz de hacernos reflexionar como espectadores si en realidad todo lo que se muestra no es definitiva una faceta humana sin explorar en un mundo lleno de injusticias.

Y si con el humor negro no alcanza, nos queda el ingenioso simbolismo que el director nos plantea desde el primer momento de los créditos iniciales relacionando el nombre de los intérpretes con fotografías de animales salvajes, adelantando de alguna manera la vorágine que está por venir.

Digno de destacar también en este dream team del cine es la colaboración de Gustavo Santaolalla en la musicalización del film. Y retomando de alguna manera ese estilo tan western que tan bien supo confeccionar Guillermo Guareschi en “Tiempo de Valientes” (Gran análisis de esta banda sonora por parte de Gastón Pereyra), el músico doblemente ganador del Oscar elabora una cortina capaz de acompañar de la mejor manera la crudeza de estas pequeñas narraciones.

Por último es interesante analizar también un poco la naturaleza de los personajes que se ven representados en cada una de estas historias.

El creador de “Los simuladores” y “Hermanos y Detectives” siempre se caracterizó por desarrollar protagonistas masculinos en plena crisis existencial y pertenecientes a una clase media acomodada, algo también visto en los protagonistas de sus dos películas anteriores personificados por Daniel Hendler y Diego Peretti. Pero en “Relatos Salvajes” tenemos la inclusión de los primeros personajes femeninos influyentes en la cinematografía de Szifron.

Las participaciones de Érica Rivas y Rita Cortese se podría decir que son las que revitalizan al género femenino en un contexto en donde la violencia no es meramente una cuestión de fuerza física.

Esto es algo para destacar teniendo en cuenta que en “Tiempo de Valientes” la única mujer que aparece en pantalla termina escapándose de la acción y huyendo a casa de sus padres (como también destaca Melina Cherro en este ensayo).

“Relatos Salvajes” tranquilamente podría haber sido el nuevo proyecto televisivo al mejor estilo “La dimensión desconocida” y significaría el regreso triunfal de Damián Szifrón a un medio que ya conoce muy bien. La razón por la que este conjunto de cortometrajes se convirtió en película más que en serie de TV es la posibilidad de promocionarla en los principales festivales de cine. Eso y la intervención del legendario Pedro Almodóvar con el “cuasi” padrinazgo que le otorgó con su productora El Deseo.

Pero si algo queda claro es que Szifr0n tiene bien en claro que quiere contar y de qué manera. Actualmente es el único capaz de tomar los riesgos necesarios e imponer una mirada propia en un género al que las distribuidoras no le tienen mucha confianza.

Será cuestión de esperar a que su próximo proyecto no se demore nueve años más. Acá, seguidores de su estilo sobran.