Relatos salvajes

Crítica de Alberto Harari - MI CINE - por halbert

"UNA VIVENCIA CINEMATOGRÁFICA IMPERDIBLE... Y SALVAJE" (por halbert)

¡Resulta impresionante el trabajo que ha realizado Damián Szifrón! Nueve años después de su anterior filme, el director argentino regresó con todo, demostrando que no ha perdido la mano en esto de contar historias atractivas para el público.
Recordemos que en 2003 había estrenado su opera prima, “El fondo del mar”, protagonizada por Daniel Hendler, Dolores Fonzi y Gustavo Garzón, cosechando premios en Argentina y España.
Luego vendría “Tiempo de valientes”, en 2005, con Luis Luque y Diego Peretti, Y en el medio, durante 2002 y 2003, engendró el enorme éxito de “Los simuladores”, considerada por muchos como la mejor serie de la TV argentina de todos los tiempos.

Así nos tiene acostumbrados Szifrón, por lo que su nueva obra generaba enorme expectativa, y él ha logrado estar a la altura de ella e, incluso, superarla. Estos “Relatos salvajes” son 6 episodios inconexos narrativamente, pero que, en su mayoría, tienen como eje común la reacción violenta de sus protagonistas ante situaciones que los sacan de sus casillas.
Y así tenemos, entre los principales (y sin entrar en mucho detalle) a Ricardo Darín como un ingeniero que pierde los estribos porque a su auto se lo llevó la grúa; a Leonardo Sbaraglia luchando cuerpo a cuerpo con otro conductor en medio de una ruta salteña; a Rita Cortese y Julieta Zylberberg haciendo justicia por mano propia con un candidato a intendente en un bar rutero; a Oscar Martínez queriendo salvar a su hijo que ha cometido un delito; y a Érica Rivas explotando en su propia fiesta de casamiento, al enterarse de un secreto de su flamante esposo. Como prólogo de estos sucesos, el primero sucede a bordo de un avión, donde Darío Grandinetti y María Marull (esposa del director) se dan cuenta que no es casual ese viaje del que forman parte.

Estas historias, ensalsadas con un humor negro muy apropiado (y polémico, a veces) sacuden al espectador, haciéndolo transitar las sensaciones que se viven en una montaña rusa: vértigo, risa, asombro, miedo, suspenso… La música de Gustavo Santaolalla, muchas veces anempática (o sea, que no concuerda dramáticamente con lo expresado visualmente, por lo que se genera un interesante contrapunto entre lo escuchado y lo visualizado) ayuda a transitar todas estas emociones, dándole al filme un halo tarantinesco.

Pero hay algo que va generando con cada cuento, y eso es: identificación. El filme, magistralmente co-producido por los hermanos Agustín y Pedro Almodóvar, es para ver en cine, y más de una vez, porque la experiencia colectiva es lo que la termina de hacer genial. Casi no existen películas en las que el espectador aprueba con aplausos mientras transcurre lo que está viendo, y en las proyecciones en las salas sucede más de una vez. La adhesión del público argentino es plena (y la de los espectadores extranjeros pareciera que también, dado que fue aplaudida 10 minutos seguidos en el Festival de Cannes); las actuaciones son verdaderas, la dirección es apabullante y la reflexión que suscita va "de yapa".

Son dignos de mencionar varios de los actores que secundan a los protagonistas: Mónica Villa,María Onetto, Nancy Dupláa, Osmar Núñez, César Bordón, Diego Gentile y Germán de Silva.
“Relatos salvajes” resulta una vivencia imperdible, que vale la pena transitar, para luego poder reflexionar acerca de lo violentos, irracionales, corruptos, vengativos y bestiales que podemos ser los seres humanos ante situaciones que nos superan, tanto o más que los animales que se muestran en los atractivos títulos de presentación, que anteceden a la catarata de salvajismo que por 2 horas sacuden a un público que queda exhausto, pero más que satisfecho.