Regresa a mi

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Hay sorpresas y sorpresas, la que se lleva Holly (Julia Roberts) en vísperas de una Navidad nevada quizá no tenga parangón en su vida.

Allí, a pocos metros, cuando ella regresa con el auto a su casa, en los suburbios de Nueva York, se encuentra con Ben (Lucas Hedges), su hijo. Pronto, muy pronto sabemos que es una visita inesperada: Ben está o estaba internado en un centro de desintoxicación de drogas.

¿Están felices de verlo? Se diría que están más asustados.

Otra sorpresa es la que se llevará el espectador que vaya al cine atraído por el nombre de la actriz protagónica, ya que la intérprete de Mujer bonita tiene aquí un rol dramático y cumple una de esas labores que muchos suelen tildar de “consagratorias”.

Lo cierto es que Holly pasa por decenas de situaciones y de estados de ánimos diversos, cada vez que desea ayudar a su hijo en la breve estancia que compartirán, ya que debe alejarlo de cualquier tentación (desde pastillas en el botiquín a contacto con extraños) y por eso se le adhiere o adosa como estampilla.

Pero nada es fácil, ni siquiera por todo el amor que le profesa, y hora tras hora Ben luchará, y con él, su madre, que ha ensamblado su familia con un hombre negro (Courtney B. Vance, de American Crime Story) y tiene otra hija adolescente que desconfía de Ben y de sus palabras de recuperación.

Regresa a mí es, también, una historia de superación, pero como está centrada en una familia devastada por el flagelo de la droga, las mentiras a las que recurre el adicto van generando y transformando cambios en su relación con su núcleo más íntimo.

Peter Hedges, que es el padre del actor que interpreta a Ben, y fue coguionista de Un gran chico (2002), con Hugh Grant, mezcla el almíbar con lo más agrio. La historia transcurre en pocas horas, y tal vez sea demasiado todo lo que le sucede a Ben y a su apenada y apesadumbrada pero siempre firme madre.

La película irá intensificando esa ansiedad, la de todos, y en la que la pregunta es cuánto daño puede Ben hacerse y hacerle a su familia. Es un filme que no tiene golpes bajos, porque los que pega van directo a la mandíbula.