Regresa a mi

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

El melodrama lacrimógeno no está bien visto, no tiene prestigio ni buena prensa. Las películas sobre las adicciones, tampoco: dicen que son “espanta público”, que la gente no quiere ver conflictos duros en pantalla, que ya bastante con la vida real. Sin embargo, cuando se producen películas como Regresa a mí habría que romper con los prejuicios, con las prevenciones. No es que estemos frente a una obra maestra del cine contemporáneo, pero hay en este film de Peter Hedges (director de Fragmentos de abril, Dani, un tipo de suerte y La extraña vida de Timothy Green; y guionista de ¿A quién ama Gilbert Grape? y Un gran chico) una profundidad psicológica, una sensiblidad artística y una calidad actoral que no merece el desprecio de aquellos cínicos ávidos al rechazo automático.

Ben is Back, afirma el título original, y eso es lo que ocurre: el Ben Burns que interpreta Lucas Hedges (hijo del realizador) vuelve sin avisar al hogar familiar un día antes de la Navidad, pese a que está internado hace varios meses en una clínica para tratar una adicción a las drogas duras que le han generado muchísimos y severos problemas en el pasado (mejor no spoilear).

Ante la sorpresa de su madre Holly (Julia Roberts), su hermana Ivy (Kathryn Newton) y los integrantes de la nueva familia que Holly ha formado con su marido afroamericano Neal (Courtney B. Vance) y dos pequeños hijos, Ben -de 19 años- les asegura que está todo bajo control, que aceptará las reglas que le impongan, que no reincidirá en el consumo (lleva 77 días sobrio), pero nadie parece creerle demasiado. Será Holly quien lo siga a sol y sombra para que no se tiente ni se descarrile como tantas veces antes.

Lo que sigue es una épica familiar sobre la culpa, el amor y las lealtades con trasfondo navideño que en su segunda mitad se sumerge en terrenos del thriller (y el submundo del tráfico de drogas). Más allá de algunos excesos (casi inevitables dentro de un género como el melodrama), Regresa a mí tiene como principal mérito que maneja con inteligencia las perspectivas -disímiles, claro- de los distintos personajes y desafía todo el tiempo las expectativas del espectador. Por eso, a pesar de los pruritos que este tipo de historias pueden generarnos, la película de los Hedges (padre e hijo) con un muy valioso aporte de Julia Roberts bien merece una oportunidad.