Rápidos y furiosos 6

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

A puro vértigo, con caja de sexta

En la nueva entrega de la saga, la pandilla tuerca enfrenta a un cuerpo de elite que busca desactivar las defensas militares de los Estados Unidos. Un clásico de la adrenalina pura.

El avance hacia otro nivel, algo distinto. Luego de la electrizante quinta velocidad de la saga (¿o ya serie?) donde Rápidos y furiosos quemaba cubiertas en Río de Janeiro, el director Justin Lin tiró caja de sexta para los fierreros cinematográficos. No se guardó nada.

En esta ocasión el enemigo no son ni narcotraficantes o policías de poca monta. No, el clan liderado por Dominic Toretto (Vin Diesel) pasó a otra escala: un cuerpo de elite que busca adueñarse de un equipo tecnológico que desactiva las defensas militares del país.

En esta oportunidad la familia tuerca disfruta en Europa de su último botín logrado en la precuela, sentó cabeza (como Brian O´Conner, un papá primerizo) y parecen más afines a domingos de barbacoa que a enfrentarse a la ley. Excepto que el fortachón Luke Hobbs (Dwayne Johnson) corte su tranquilidad y acuda al clan para atrapar a una troupe militarizada encabezada por Owen Shaw (Luke Evans), un ex agente de las fuerzas especiales británicas. ¿El precio por luchar del lado del orden? El indulto de todos sus delitos.

Sonidos hip hop y electrónicos, curvas por doquier (viales y de las otras), autos imposibles -los prototipos rampa, símil F1- se combinan en este filme que se parece más a un juego de estrategia militar que a un grupo de ladronzuelos de autos veloces, la esencia de la saga. El lado ridículo del filme es el recurso de la amnesia de Letty Ortiz (Michelle Rodríguez), dada por muerta en la quinta parte y quien recae con los malos.

Rápidos y furiosos 6, rodada en Islas Canarias, Moscú y Londres, brilla con la ruda presencia de Gisele (la bella Gal Gadot) quien pelea codo a codo con Riley (la luchadora Gina Carano). La pétrea Letty protagoniza contra Dom una espectacular carrera por las calles londinenses y te remonta allá por 2001, el comienzo de todo.

Lo mejor del filme recae en las escenas de acción, olvidemos el guión, esto es 100% alta cilindrada con chapas retorcidas e ingredientes bélicos: un indestructible tanque de guerra y un avión militar al que, a cualquier precio, deben evitar que despegue. Adrenalina pura para la escena del puente entre Dom y Letty. ¡Para aplaudir! ¿Se quedaron con ganas? Tranquilos, se viene una séptima parte.