¿Quién mató a los Puppets?

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Dirigida por Brian Henson y escrita por Todd Berger con una historia ideada junto a Dee Austin Robertson, ¿Quién mató a los Puppets? es una comedia policial que se sucede en un mundo donde los puppets y los humanos conviven.
Brian Henson fue director de las películas de los ’90 The Muppet Christmas Carol y Muppet Treasure Island. El hijo del reconocido Jim Henson (Laberinto) acá apuesta a otra historia que combina muñecos y humanos pero con un registro muy diferente, dedicada de manera exclusiva a un público adulto, ya no familiar. Y no a un público adulto porque pretende ser seria y oscura sino porque esto le permite poder jugar con el humor a través de lo políticamente incorrecto.

En este mundo planteado en ¿Quién mató a los Puppets?, los muñecos conviven con los seres humanos pero lejos quedó su época de gloria. Es que al ponerse a la altura de los humanos y dejar de entregarse a una vida dedicada solamente a cantar, bailar y hacerlos divertir, quedaron relegados y marginados. Eso mismo le pasó a Phil, quien a diferencia de la mayor parte de los suyos quiso dedicarse a una vida distinta y ser policía hasta que una situación que salió del peor modo no sólo lo alejó a él de su oficio sino que metió a todos los puppets dentro de una misma bolsa y ahora ninguno puede ni siquiera soñar con ser policía.

Phil es detective privado y trabaja, no obstante, a veces, ayudando a la ley, siempre de manera discreta. Cuando empieza a investigar un caso que le trae una seductora puppet a su oficina, pronto se ve inmerso en una investigación más grande y peligrosa: los protagonistas de una famosa serie de televisión ochentosa -protagonizada por puppets y una actriz de carne y hueso- entre los cuales se encuentran viejos amigos, su propio hermano y hasta un amor inconcluso, comienzan a ser asesinados. Eso lo reúne junto a una vieja compañera (Melissa McCarthy en un papel que ya le vimos interpretar muchas veces pero, hay que decirlo, suele funcionarle), probablemente la última persona con la cual quisiera trabajar.

A nivel guion, la película apuesta a la típica película de dos detectives dispares unidos por un mismo objetivo. La estructura es clásica y sin embargo durante el último tercio no logra resolverse de una manera más dinámica y se termina sintiendo apresurado y hasta algo tirado de los pelos.

Pero ¿Quién mató a los Puppets? no está tan interesada en ser esa comedia policial entre dos personajes que terminarán siendo compinches sino que juega con eso de ser una película con muñecos pero dirigida al público adulto, con un humor irreverente y de incorrección política. Y acá lo que podría haberse convertido en una atractiva propuesta se queda a medio camino. Mientras que las escenas que a nivel comedia mejor funcionan son las que suelen apostar por lo extremo y lo exagerado, el film no logra mantener ese mismo tono y se pierde en escenas de un humor más básico y aburrido.

En el medio irán apareciendo varios personajes, algunos de carne y hueso y otros tantos rellenos de algodón. Entre los del primer grupo se destacan Maya Rudolph y Elizabeth Banks, dos mujeres distintas pero que, cada una a su modo, logran combinar fortaleza y ternura.

Como curiosidad, durante los créditos se podrá presenciar un poco cómo es que se construye la magia, es decir cómo se ruedan las escenas con los muñecos y algunos de los trucos visuales. No de manera académica, claro, sino con humor, así como tantas otras comedias terminan con imágenes de los actores riéndose, tentándose y hasta arruinando tomas.