QTH

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Con el frío, vasto y bello marco de Tierra del Fuego, cuatro soldados (dos marinos, un cabo y un suboficial) deben proteger la entrada estratégica del canal Beagle.
El QTH es un código exacto de ubicación que permite el control de los buques que pasan por allí. Inglaterra amenaza con luchar por las Islas Malvinas y atacar y mientras tanto ellos esperan, aguardan noticias que no llegan o sólo lo hacen de a trozos, y tratan de sobrevivir con los recursos limitados que tienen.
Dos son prácticamente niños y su primera preocupación es poder avisarles a sus padres que llegaron bien. Pero el suboficial se muestra siempre duro con ellos, apela a la violencia psicológica, y resalta la importancia de lo que están haciendo por el país, cosa que ellos todavía no pueden ver.
Lo interesante de QTH es que proporciona una mirada distinta a un conflicto tan conocido y explorado como lo es el de la Guerra por las Malvinas. Lejos de ser una película bélica, acá nos encontramos ante un drama intimista sobre cuatro personajes confinados y forzados a sobrevivir y relacionarse entre ellos a través de rangos y formas de ser distintas.
La construcción y evolución de los personajes se trabaja principalmente desde lo psicológico. La manera en que tratan al otro, en que encuentran formas de relajarse ante tanta presión, y cómo reaccionan ante diferentes noticias o dichos.
Escrita y dirigida por Alex Tossenberger, QTH sitúa a la Guerra de las Malvinas en un fuera de campo amenazador. ¿Qué está sucediendo allá afuera? Y, sobre todo, ¿qué va a suceder? Hay en el aire una tensión reinante que contrasta con la paz y tranquilidad que el bello paisaje emana.
Con una notable dirección (destacando la fotografía) y una historia bien contada, si hay un aspecto que no termina de funcionar en el film, ése es el de las actuaciones. Algunas porque sus líneas se sienten algo forzadas pero en general porque no encuentran el modo de explotar frente a cámaras de un modo más natural y se siente todo algo impostado.
Es curioso que Osqui Guzmán y su suboficial se encuentre entre lo mejor a nivel actoral durante gran parte del metraje pero en los momentos cumbres su histrionismo le haga perder el eje interpretativo.
Una película chica y al mismo tiempo ambiciosa, atractiva, con un ritmo algo aletargado que de todos modos no hace decaer nunca el interés, QTH no sólo muestra otra cara de la guerra, sino que también nos posiciona ante un realizador comprometido con lo que quiere contar.