Primicia mortal

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

Dan Gilroy tiene buen ojo y mano para la acción. El guionista, responsable de “Gigantes de Acero” (Real Steel, 2011) y “El Legado Bourne” (The Bourne Legacy, 2012), ahora debuta tras las cámaras con este oscuro y dramático thriller que mezcla lo policial con la sátira, y alguna que otra crítica a la sociedad yanqui (o porque no, a todas las sociedades).
“Primicia Mortal” (Nightcrawler, 2014) guarda cierto parentesco con “Drive: Acción a Máxima Velocidad” (Drive, 2011) de Nicolas Winding Refn y esa forma austera de mostrar los recovecos y la inmundicia de la ciudad de Los Ángeles.

Los “nightcrawlers” son como las alimañas que salen a la luz durante las noches, después de un crimen o accidente fatal, a pulular por las calles con cámara en mano en busca de una noticia exclusiva para la sección policial, cuanto más sangrienta, mejor. Estos “reporteros” se dispersan por la metrópoli cazando imágenes para luego venderlas al mejor postor.
En este extraño submundo del periodismo policial, que exalta primicias y morbo en los noticieros matutinos, se ve envuelto por accidente Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven ladrón de medio pelo, pero con una gran labia y muchas aspiraciones. El pibe se enamora a primera vista de esta forma de vida y empieza a vislumbrar una prometedora carrera para su futuro. Consigue una camarita y un scanner policial, y sale a estorbar en la primera escena criminal que se le cruza.

Lou es un autodidacta que aprende a fuerza de ensayo y error, de robarle la primicia a otros profesionales y utilizar alguna que otra “técnica intimidatoria” contra sus empleadores que, al fin y al cabo, venderían a su propia madre por tener la exclusiva y ganarles de mano a otras cadenas televisivas.
Ahí entra en juego Nina Romina (Rene Russo), directora y encargada de seleccionar las imágenes que aparecerán en pantalla, muchas veces, sin importarle el peso moral de las mismas o cuanto podrían afectar al televidente. La señora no tiene mejor idea que animar al joven a mejorar y seguir con su tarea, sin percatarse de que podría estar creando un “monstruo” mediático que puede terminar poniendo en riesgo su laburo.

Gyllenhaal luce tan astuto como escalofriante, un creepy sin moral, capaz de cualquier cosa por lograr una imagen impactante. A simple vista un muchachito enclenque que no podría lastimar a nadie, pero bajo la fachada de su palidez y su cuerpo desgarbado se esconde un sociópata amante de la “sangre”, aunque visto desde un enfoque totalmente estético, si así lo prefieren.
Jake está genial, “asusta” desde el minuto cero y sabemos que no augura nada bueno desde el primer momento que abre la boca y escupe su “filosofía” de trabajo. Acá las apariencias no engañan, el tipo parece raro y termina demostrando que lo es, mucho más de lo que podríamos pensar a simple vista. Lo gracioso es que Lou intenta ser encantador y servicial todo el tiempo y, aunque le funciona ante sus semejantes, no hace más que incomodar al espectador durante dos horas de película.

La fascinación por la violencia, las grandes aspiraciones de fama y fortuna, los límites morales y éticos del periodismo (y de nosotros mismos, obvio) se mezclan en esta gran opera prima, visualmente impactante, donde la tensión marca el ritmo y corremos un gran riesgo de identificarnos con alguno de los personajes.
En “Primicia Mortal” la sangre y el morbo marcan la importancia de la noticia, en una sociedad donde la clase media se despierta ávida por saber cuantos fiambres dejó un accidente automovilístico o indignarse porque una familia adinerada fue masacrada por individuos de bajos recursos y no a la inversa, antes de saber que les depara el pronóstico del tiempo.