Pokémon: Detective Pikachu

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Pokémon Detective Pikachu tiene que servir a tres amos al mismo tiempo. A los fans que siguen los videojuegos, la serie, el manga y las películas, a los que se conectaron con la franquicia desde la aparición de Pokémon Go y finalmente a los que no tenga idea acerca de todo el universo. De estas tres categorías la única que importa es la última, es decir la que habla de los méritos cinematográficos independientemente del material en el que se basa.

Detective Pikachu es una buddy movie al estilo de la década del noventa. Sencilla, acotada a su tema, con un despliegue visual que nunca se apodera de la trama, con dos grandes personajes y un buen puñado de secundarios, tanto humanos como pokemones. Esto le permite jugar al drama, al film de acción y finalmente –y mucho- a la comedia.

El detective privada Harry Goodman desaparece misteriosamente y su hijo Tim investigará que ocurrió con su padre. Para eso deberá ir a Ryme City (una mezcla entre Londres y Tokio), donde los pokemones y los humanos conviven libremente. Tim es un humano sin compañero Pokémon, lo que es una rareza que llamará la atención a todos en la ciudad. Cuando está investigando en la casa de su padre aparece un Pikachu escondido. Sin explicación y sin demasiada lógica, Tim es capaz de entender a Pikachu, lo que primero le produce pánico y luego lo transformará en su compañero de equipo para buscar al padre desaparecido.

La película funciona como un policial negro en clave absurda al estilo de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit, 1988) la película de Robert Zemeckis donde los humanos convivían los dibujos. Tim desconfía de los pokemones y no tiene suerte a la hora de elegir un compañero, pero eso le permite estar junto al más famoso de los todos pokemones que existen. Luego se verá, con muchas vueltas de tuerca, que es lo que realmente está pasando.

Si la simpleza y el absurdo son las dos características más destacables de la película, sin duda su humor es lo que la coloca por encima de las expectativas previas. Gracias a la voz de Ryan Reynolds como Pikachu, los diálogos son memorables. Sin que los chistes sean subidos de tono, pero sin caer nunca en lo infantil, la película logra un gran equilibrio entre lo simpático y lo inteligente. Hay un puñado de escenas de comedia memorables, en particular cuando interrogan a Mr. Mime, donde el humor absurdo alcanza niveles de surrealismo.

Al amor infinito que despierta Pikachu por su voz y por el guión, sin duda hay que darle mérito a una animación increíble, donde los pokemones se ven como nunca. Cualquier seguidor de Pokémon no podrá dejar de asombrarse cuando vea a los personajes. Difícilmente podamos seguir viendo de la misma manera a un Kubone o a Psyduck, protagonista también de varios momentos de alta comedia.

Pequeña y efectiva, Pokémon Detective Pikachu encuentra un espacio propio coherente y sólido dentro del terreno peligroso de las adaptaciones de franquicias exitosas. Si no tienen idea de donde viene Pokémon y si nunca antes en su vida vieron a Pikachu igual pueden disfrutar de la película. Y sí, tiene una gorra como la del más famoso de los detectives de todos los tiempos: Sherlock Holmes.