El cantar es un placer El payaso cordobés, en un filme con animalitos animados. La música como mensaje y bandera de la felicidad y libre expresión. Fabián Gómez, el famoso Piñón Fijo, protagoniza una película que comienza en un show circense en Córdoba junto a su amigo El Cabrito. De repente, aparece la primera figura animada, es el grillo Cri Cri quien luego de acoplar en un micrófono se mete en el camarín del clown para pedirle ayuda: ir a una laguna para esconder un cancionero del que un malvado cuis busca apoderarse. ¿El fin? Que sólo se cante una canción compuesta por él: su desafinada marcha. Para cumplir esta misión, los realizadores de Piñón Fijo y la magia de la música afrontaron el desafío de “encoger” digitalmente al payaso y así meterlo en el mundo de los bichos cantores. Esta película, que combina live action con animación 3D, recrea los escenarios mediante maquetas con elementos naturales, circulación de agua y cielos pintados en cicloramas. De esta forma, el protagonista -único personaje humano en la película- interactúa con divertidos bichos imaginarios como El sapo -jefe del grupo-, la enamoradiza araña Anita (bien lograda por su sensibilidad y carácter) y el tímido pero simpático grillo Cri Cri. El lado ¿podría llamarse oscuro dentro de tantos colores animados? es José Mandoni, el cuis quien junto a sus secuaces (atención a la lombriz camaleónica) se apodera del cancionero. Una perla: los temas no están en un gran libro o se escriben en un pergamino, sino que se almacenan en un ¡pendrive!, fresco guiño tecnológico para una película donde el cruce de escenarios reales y digitales estructuran un relato sólido que sólo desentona con la velocidad de los diálogos de El Cabrito al que a veces es difícil de entender. Las energéticas apariciones de este muñeco -que busca al payaso perdido- no cuajan con la tranquilidad del mundo animado de los bichos. Las criaturitas cantantes forman un jurado propio (que califica con voto secreto incluido a lo ShowMatch ) para seleccionar las mejores canciones y rehacer así su libreto musical perdido. Piñón fijo, miembro del tribunal, siempre apuntará al optimismo para hacer brillar a los bichitos más limitados. Mientras ocurre el peregrinaje de la búsqueda del cancionero que al principio está escondido dentro de un saxo cloacal, se intercalan varios hits musicales del payaso cordobés, acompañado por los bichos del arroyo. Esta película instala varias sonrisas y deja enseñanzas desde el lado de la aceptación, la superación de la timidez y, sobre todo, la comprensión. ¡Que viva la música!
Alegres aventuras de un payaso La televisión y el teatro hicieron de Piñón Fijo un personaje dicharachero y simpático que muy pronto se ganó el favor de los niños que vieron en él a un payaso que relataba amenas aventuras y entonaba pegadizas canciones. El cine, pues, no podía dejar pasar la oportunidad de mostrarlo en la pantalla grande, y así surgió este film que relata una original trama en la que Piñón Fijo, único personaje humano de la historia, siempre acompañado por su fiel amigo Cabrito, se verá de pronto inmerso en una alocada misión cuando el grillo Cri Cri le pide ayuda para salvar a sus compañeros del bosque, que son asediados por el malvado Cuis, que desea empañar la popularidad de Piñón Fijo. Éste acepta ayudar a sus nuevos amigos y, juntos recorrerán una serie de mágicas travesuras en las que el payaso pondrá en juego toda su astucia para salir indemne con su plan, al son de esos temas musicales ya tan conocidos por sus seguidores. Los directores Luciano Croatto y Francisco D'Intino, basados en un entretenido guión, lograron su propósito de divertir a los pequeños espectadores al compás no sólo de la gracia de Piñón, sino también de esos animalitos dibujados con indudable pericia por un equipo artístico que supo conjugar la presencia humana del protagonista con las graciosas andanzas de sus cómplices animados. Los admiradores del payaso se divertirán, sin duda, con sus canciones y con esa picardía que emana de su amplia sonrisa y de sus cálidos relatos. Lo técnico, rodado con gran imaginación por el director de arte Mauricio Martínez, se da la mano con la soltura de ese payaso siempre dispuesto a ayudar a los necesitados al compás de la música y de la gracia en cada una de sus intervenciones. Todo en el film es, pues, entretenido y por momentos alocado y está servido, como sabroso plato, para que los muchos admiradores de Piñón Fijo puedan ahora, desde la pantalla grande, proseguir por ese sendero de aplausos que hizo de este payaso un ícono del mundo infantil.
El payaso fue bien secundado Muy buenas las voces y pegadizas las canciones, mientras Piñón Fijo, luego de una brillante carrera televisiva, sigue manteniendo la atracción entre los más chicos. Las sierras cordobesas, un escenario circense y el payaso Piñón Fijo actuando frente a un público infantil. Luego, la intimidad de los camarines y Pinón con su amigo Cabrito recibe la visita de Cri Cri, un simpático grillo, referente de una comunidad animal cercana, que pide la ayuda del payaso al que admira, para terminar con el poder del cuis, tirano de la zona. Los animales, que acostumbran hacer música, reciben la presión del cuis y su banda que quiere tocar y cantar su música. Enfrentados los grupos, una reunion del pueblo encabezado por un sapo patriarcal afronta el problema y resuelve desarrollar un plan para terminar con el enemigo. El problema es que ninguno presenta una idea y sólo Anita, una bella grillita, dice que su amado Cri Cri, va a solucionar todo. EL CUIS TRAVIESO Mientras tanto, Cri Cri con Piñón Fijo, empequeñecido por la magia, con Cabrito, que luego rumbeará para otro lado, se acercan al pueblo para enfrentar al cuis. Es un momento crucial, porque el peludo roedor robó el cancionero del pueblo, un valor irrepetible para la memoria del grupo. "Piñón Fijo y la magia de la música" es un filme que aglutina alrededor de un personaje estrella, Piñón Fijo, un payaso cordobés, autor musical y cantante (Fabián Gómez), un mundo animal animado con un problema a resolver. La película tiene un buen nivel formal, se rodó en HD, maquetas con elementos naturales y cielos pintados en ciclorama. Sus personajes son atractivos (algunos con reminiscencias físicas de personajes de otras películas animadas como "Antz", el largometraje de DreamWorks) y seres como el sapo, los grillos y hasta el peludo cuis tienen encanto y despiertan simpatía. TEMAS ATRACTIVOS Muy buenas las voces y pegadizas las canciones, mientras Piñón Fijo, luego de una brillante carrera televisiva, sigue manteniendo la atracción entre los más chicos. La figura del payaso corriendo con una estela de estrellas y los animales que lo siguen en lindos paisajes con pegadizas canciones, es una escena tan recordable como sencilla. Película de trama simple, con pocas subtramas y aciertos de guión, en la que visibilizan animales de nuestra fauna, se solucionan entredichos con la mediación y la integración de los personajes y la música y su memoria es considerada como un valor.
Una película dedicada solo a los más chiquitos, una propuesta ingenua, con encanto, donde el único humano es el famoso payaso que tiene fervorosos fans, que ayuda a unos bichitos del bosque dominados por un malvado cuis y sus secuaces que no les permiten disfrutar de la música. Una historia sencilla con las canciones de Piñón.
Volvió Piñón Fijo con producción cordobesa No tiene sentido criticar las películas para niños pequeños comparándolas con superproducciones para los más grandecitos, como tantas veces suele hacerse, ignorando que cada edad tiene sus propios niveles de comprensión y sus gustos particulares. Como cabía suponer, «Piñón Fijo y la magia de la música» está pensada para los más chiquitos, y así cabe aceptarla y apreciarla. No es la octava maravilla pero cumple con su público específico y con las jóvenes madres que lo acompañan. Inocente y alegre igual que su personaje, la película es debidamente colorida, amable, fácilmente comprensible, se apoya en un atractivo sueño infantil (hacerse diminuto y hablar con los animales, meterse en un mundo de animales dibujados) y dura apenas 74 minutos. El problema es que más que película parece un especial televisivo de una hora larga, y se hace un tantito monocorde, por más bichos y canciones que le pongan. Por suerte el payaso de tonada serrana es simpático, va siempre adelante sin dejar de pedalear como bicicleta de piñón fijo (de ahí su nombre), y los chiquitos lo quieren. En cuanto a la historia, ya se ha difundido, empieza con un show, sigue con la visita de un grillo pidiendo auxilio para los invertebrados de su charco, y ahí va nuestro héroe a enfrentar el peligro, haciéndose diminuto para entendérselas con don José Cuis Mandoni, que, como su nombre lo indica, es un cuis, y es el malo de la película porque quiere imponer un tema de su autoría como único repertorio a escucharse en toda la región. Diríamos, un equivalente al discurso único. Para lo cual podría indicarse una solución de tres componentes: buen ánimo, entendimiento general y canciones. Y a lavarse los dientes. Detalle interesante, se trata del primer film cordobés que mezcla animación con acción en vivo. En efecto, es una producción cordobesa, básicamente armada por Francisco DIntino («Rita y Li», «Caicaras, los hombres que cantan» y otras de Orsay Cine), Luciano «Bunny» Croatto (miniserie «Córdoba hacia el S. XXI» y otras promociones de Malevo Films) y El Maltés SA (empresa publicitaria de diversos gobiernos provinciales), con guión de Javier Morello y Pina Di Toto (coguionistas de la comedia de Daddy Brieva «Más que un hombre»). Eso sí, detrás está la imprescindible participación porteña de la experta Encuadre SA, encargada de hacer nada menos que los dibujos, y Edgar Allan Post, empresa de postproducción de imagen. Para ellas, el mayor mérito junto al payaso y el chivo que lo acompaña. Para curiosos, un detalle raro: como productor asociado figura un homónimo del serio consultor político que ha sido dos veces decano de la Facultad de Ciencias Politicas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba. ¿O tal vez no sea el homónimo? Mario Riorda es su nombre. En fin, esto no interesa a los niños, ni tampoco a sus madres, pero no deja de ser un dato gracioso.
Año complicado para el cine infantil argentino. Como escuche por allí “Al cine Argentino infantil le falta sopa”. Y me parece que así es, Piñon Fijo y la magia de la música es otra propuesta mas para los mas chicos. A priori cualquiera puede suponer con que encontrarse, pero ¿es tan así? ¿La bici anda? o ¿la bici no responde? LA INFALIBILIDAD DE LO SIMPLE Así es, la premisa en la película de Piñon Fijo es simple. Muy simple. Pero no por eso menos acertada, una trama sencilla es fácil de seguir por los mas chiquitos. Recordemos que el target de esta película es para peques muy chiquitos. Por eso la simpleza de la historia. Piñon Fijo esta actuando en su Córdoba natal, de pronto un grillo le pide ayuda para librarlo de un Cuis que no sabe cantar y prohibió la música. Piñon Fijo va, ayuda y listo. Simple, ya esta. Corto y al pie. Y funciona, porque al no ser complicado, las situaciones se van dando naturalmente para que el buen Piñon meche todas sus canciones. Obviamente tendremos a un Piñon chiquito, al estilo Chapulin Colorado y sus pastillas de chiquitolina. Los mejores gags que un adulto puede llegar a disfrutar son los de Cabrito, quien es bastante ácido, una pena que aparezca poco en la peli. Así que, tenemos una historia sencilla pero justa, tenemos canciones, tenemos a Piñon, ¿esta todo bien? Definitivamente, no. DOS PASOS PARA ATRÁS. Es verdad, todo este párrafo va a abordar el apartado técnico en el cual los niños no rayan, ya que no lo van a notar. Pero hay muchas cosas que no puedo dejar pasar. Por ejemplo, los bichitos, están animados por computadora, y realmente hay que decir que están apenas arriba del promedio, viendo adelantos como los de “Metegol”, me cuesta creer que no hayan podido hacer algo mas brillante, pero no obstante, están bien. Ahí. Por otro lado hay discrepancias tremendas entre toma y toma, por ejemplo la escala de los bichitos cambia de toma a toma, llegándole a la cintura a piñon, para luego doblarlo en altura, mal. Por otro lado, no entiendo que paso con el Cuis, su pelaje cambia de marrón a gris, a marrón a pardo, de toma a toma. Incluso es confuso hasta para un adulto, que si esta distraído se puede llegar a preguntar, “quien es este personaje?”. AGUANTE LA TONADA CORDOBESA! Pero lo que mas me llamó la atención y no PUEDO ni QUIERO perdonar es el doblaje. Piñon y Cabrito, hablan en su orgulloso y maravilloso cordobés natal, el cual como todos sabemos, es quizás la tonada mas agradable y atractiva que tiene nuestro país. Ahora bien, uno supone lo mismo de los bichitos del bosque de Córdoba ¿no? Pues, ¡NO! Los bichitos todos hablan en un espantoso español latino neutro. Por Dios! Estamos en el medio de un estanque en Córdoba y los bichos hablan como Puerto Riqueños? No señor, imperdonable. Hay que tomar decisiones absolutas, O me pones a Piñon y al Cabrito a hablar neutro (puaj), o TODOS los bichos que habitan la campiña cordobesa que hablen con tonada cordobesa, que es lo mas coherente. Decisiones como esta no las entiendo. Alguno dirá que es para vender la película afuera, pero si ya tenes dos personajes con una tonada fortísima y uno de ellos es el que le da el nombre a la película pone a los otros a hablar igual. Espantoso! Y hay que agradecer que la historia transcurre en el campo, si hubiera sido en la ciudad, hubiéramos tenido palabras del calibre de “Autobús”, “Gasolina”, “Carro” y demás. Punto MUY en contra. CONCLUSIÓN Si bien, las falencias de esta película son meramente técnicas y pueden llegar solo a molestar a los espectadores mas grandes, la historia contada es lo suficientemente tierna y entretenida como para gustarle a los mas chicos. Piñon Fijo ya en si mismo en una isntitución, y podría haber estado solo en la pantalla, mirando hacia el publico, que los mas chiquitos, fascinados por el habrían estado encantados. Pero no, por suerte hay una pequeña historia que se cuenta y se lleva adelante, muchas canciones y un payaso copado. No mucho mas, pero teniendo en cuenta que el verano es muy largo, y se hace complicado entretener a los bajitos, la verdad que una hora y media de Piñon, no viene nada mal.
Una aventura en la laguna El debut cinematográfico del payaso más popular del país llega en estas fiestas con una entretenida fábula para disfrutar con los más chicos de la casa. Y lo más interesante del asunto es que, anclada en las sierras de Córdoba y con un guiño expreso a los paisajes y la tonada local, y a todos los bichos y animalitos que pueblan los arroyos y los ríos de por aquí, la aventura resulta un producto transpolable a otras latitudes, siempre que haya ganas de defender la magia de la música. En la película, Piñón es convocado a la salida de un show por el grillo Cri-Cri para salir al rescate de los bichitos de la laguna, que están en problemas porque fueron amenazados por un tirano cuis para que dejen de cantar melodías alegres y, en todo caso, entonen solamente su maléfica marcha militar. La amenaza será la punta del ovillo para comenzar a tejer una serie de intrigas y estrategias que servirán de plataforma para que el payaso multicolor entone sus clásicas canciones. En el elenco de los (muy bien logrados) bichitos se destacan la camaleónica lombriz Lucha y los inefables hermanos Kirk y Quincho, entre los secuaces del cuis; y una resuelta araña Anita por el lado de la banda de Cri Cri, todos potenciados por el trabajo de doblaje coordinado por Sebastián Llapur y por los rasgos de fino humor cordobés. Combinar fotos de paisajes serranos, filmaciones y animaciones digitales, con la interacción del muñeco Cabrito y del payaso Piñón en persona fue una apuesta riesgosa que, con algún altibajo (como la escena nocturna en la laguna), resultó en una interesante mixtura. Frente a otras producciones internaciones infantiles, quizá le falten un par de vueltas al nudo dramático del conflicto que postula el argumento. Pero la película gana con su mensaje edificante y con el encuentro con un personaje entrañable y popular que nunca traiciona las buenas intenciones, ni la paciencia y la vocación de compartir canciones y seguir sumando amigos por el camino de la música.
Cuando llegó la privada de prensa, la dejé pasar, porque esperaba verla en sala con mi hija y el público específico que sigue a este artista infantil. Es muy difícil si te posicionás como adulto, perder de vista que a los más peques de la familia, hay cosas que les gustan, más alá de lo que como espectadores calificados vemos. ¿Cuánta complejidad (y originalidad) de guión podemos pedirle a una cinta cuyo público receptor no supera los 6 años promedio ? En ese sentido, “Piñón fijo y la magia de la música” es bastante simple. Hecha con producción cordobesa y algún aporte porteño, esta cinta integra actores y animación y no se anda con vueltas: busca que la platea cante las canciones ya conocidas y siga un relato básico, ni más ni menos. Desde hace unos años que mi hija sigue a Piñón, por lo que estoy familiarizado con su universo y valores. Siempre la pasé bien en sus shows aunque reconozco que en esta película, parece haber primado la noción de “capítulo especial” del envío televisivo y eso le resta puntos, pensando en que para la pantalla grande, podría haberse pensado en una propuesta más atractiva. La peli arranca con Piñón en un show, sigue con el pedido de auxilio que le hace un grillo para que venga a su mundo a darle una mano a quienes defienden el repertorio de los insectos de una laguna… mágica? Digamos que hay un villano, el Cuis, que quiere que todos canten su canción en el bosque. Y dos bandos enfrentados. Nuestro amigo cordobés acepta el desafío de ayudar y parte rumbo a ese mundo a ponerle la mejor onda posible. Cómo? Cantando, con coreografías muy básicas y su tradicional simpatía a la hora de arengar a su audiencia. El relato es eso, ver como se resuelve este conflicto de la posesión del repertorio y no mucho más. En el haber, los chicos disfrutan mucho la banda de sonido. Pero a los adultos les cuesta acompañar el ritmo de la proyección. Es corta, pero definitivamente no es de las que conectan al espectador que acompaña al niño. Para nada. Tiene color, una animación que no es de las más acabadas y algunos gags que valen la pena. Salva la cinta, el carisma enorme de Piñón y su magnetismo para captar la atención de los chicos. Pero quizás el producto se encuentra por debajo de las expectativas, si pensamos en el potencial que tiene el artista para llevar a cabo cualquier proyecto. Si tus hijos y sobrinos son fanas del payaso cordobés, es de visión obligada, de lo contrario, tener en cuenta que su musicalidad puede no alcanzar a redondear un film entretenido para toda la familia.
Pobreza visual y algunas canciones En el traspaso de la pantalla chica al cine, el popular payaso cordobés perdió mucho. De la explotación de fenómenos no cinematográficos está plagado el camino al infierno, ya no quedan dudas. A lo largo de las décadas, algo que funcionó fuera del cine, es forzado a llegar a la pantalla grande para extender el éxito. La mayoría de estas experiencias suele pasar al olvido, otras entran en la historia de la infamia. De Piñón fijo y la magia de la música se puede decir que ocurrirá lo primero, seguramente. Difícil es imaginar que alguien con el tiempo intente volver a ver esta película. El principal error de esta clase de producciones radica en creer que el cine es igual a la televisión, donde el nivel de concentración es mucho menor, y por lo tanto lo es también la exigencia. A pesar de su muy corta duración, la película se hace demasiado larga, porque su pobreza visual la vuelve aburrida y porque su guión es excesivamente básico y sin el más mínimo interés. En una pantalla grande, es imposible distraerse, por lo cual la concentración delatará rápidamente las limitaciones que la película tiene. El grillito Cri-Cri (personaje animado) va a buscar a Piñón Fijo a uno de sus shows para que lo rescate a él y a otros insectos de la opresión musical a la que los ha sometido el villano, Cuis, quien no permite que se interprete otra cosa que su marcha. Claro que todos estos personajes animados son pequeños y para que Piñón los ayude este deberá aceptar ser reducido al tamaño de ellos. Así, la película combina animación y acción en vivo con una precariedad que hace años ya no es aceptable en una producción de cine. Los niños fanáticos –pero muy fanáticos– de Piñón Fijo podrán disfrutar tal vez de alguna de las canciones, pero cuesta creer que alguien realmente pueda divertirse, independientemente de la edad. Como contrapunto, y fuera de la historia principal, está el Cabrito, habitual compañero de Piñón Fijo. Sus chistes, un poco más brutales, son menos malos que el resto. Pero para ser sinceros, a esta altura del cine argentino, donde el nivel general ha crecido tanto, películas como estas no pueden ser aceptadas ni perdonadas. No hay que caer en el paternalismo de dejarlas pasar por ser nacionales o para niños. Piñón Fijo y la magia de la música es la clase de película que ya no se hace, y ni como programa de televisión suministrará entretenimiento. Una última cosa: ¿Hay una lectura política detrás de la historia del film? No lo sé, tal vez es darle demasiado a un film que nos ofrece muy poco.
Aventura en el monte La historia sucede en un bosque donde un grupo de animales intenta erradicar la música y la improvisación. "Piñón fijo y la magia de la música" narra las andanzas del payaso cuando decide intervenir ante el pedido de ayuda de Cri Cri, un grillo preocupado por ayudar a sus amigos en un microuniverso de animalitos del monte de Córdoba. Así lo lleva a Piñón y lo reducen a su tamaño para que los ayude a recuperar un cancionero que les robó un maligno cuis que quiere que en el bosque sólo se cante "La marcha del cuis". La particularidad es que el cancionero no es una carpeta repleta de hojas sino un pen drive, un objeto que ya forma parte de la realidad tecnológica de todos los niños. Éste como otros momentos del filme donde, por ejemplo, una lombriz imita a Marcelo Tinelli, Michael Jackson y Susana Giménez, propone un diálogo fresco, moderno y divertido. Las canciones del payaso más popular de Argentina pasean por temas tan comunes como el miedo a las brujas o el deber de tirar la basura en el tacho. Así, entre dulces melodías y su hit "Chu Chu Hua", Piñón deja como enseñanza que la música está en al aire, en la vida y en el corazón. La constante interacción de Piñón con animales y escenarios 3D hace de esta película, una propuesta de muy buena calidad, alegre y musical para los más chicos.
Todas las generaciones cuando chicos hemos tenido las figuras infantiles que forman parte del arcón de los recuerdos. Para algunos será Piluso, para otros el Pato Carret o Carlitos Balá… La segunda década del siglo XXI tendrá seguramente un lugar en el corazón para Piñón Fijo, el payaso cuyo amor por la música es el motor impulsor de su personaje y el del resto de la compañía. Canciones simples y letras con mensajes de valores genuinos. Como sucedió con todos los antecesores, el producto exitoso de TV tiene su versión cinematográfica (un poco tarde si se quiere) y se estrenó el último jueves del año 2012. Convenientemente, una semana antes de “Ralph, el demoledor” que abre 2013 con todas las de ganar. Los atributos de “Piñón Fijo y la magia de la música” deben encontrarse en la fidelidad a los personajes de la TV, un guión simple para una historia con la duración justa y, por supuesto, la buena calidad de las canciones que por suerte están lejos de tratar a los chicos como tontitos adorables. El grillo Cri-Cri entra al camarín de Piñón Fijo para pedirle ayuda. Hay un Cuis intentando monopolizar la música de las sierras con una sola canción. Claro, para lidiar con todos estos bichos Piñón deberá reducir su tamaño y así (bien al estilo del Chapulín Colorado y su pastilla de chiquitolina) dará comienzo a la aventura. Todo envuelto para regalo de los fanáticos. Cada situación desembocará en alguna canción alegórica, no faltará el humor de la mano del payaso de su inefable compañero “Cabrito” que sigue de tamaño normal buscándolo por todas las sierras cordobesas. “Piñón Fijo y la magia de la música” está apuntando a los fanáticos, y allí es donde encuentra la inteligencia de sus hacedores. Desde el punto de vista técnico se puede achacar fallas de dirección a la hora de sincronizar voces y ejes de miradas. Incluso hay una irritante falta de timing para editar los diálogos, pero este tipo de observaciones probablemente escapen a los más chicos quienes se llevarán del cine lo que fueron a buscar. Si ellos están contentos vale la pena, sobre todo porque el hombre detrás de Piñon Fijo es un artista en serio.
Universo en su mínima expresión Clases de guión para justificar el título de una película. -Araña: “gracias Piñón Fijo por salvarnos”. -Piñón Fijo: “no, sólo los ayudé, y también la magia”. -Araña: “¿qué magia Piñón?”. -Piñón Fijo: “la de la música”. -Araña: “¡ah claro!”. Fin del diálogo. Momentos como este, bastante bochornosos, abundan en Piñón Fijo y la magia de la música, nuevo intento del cine nacional por atraer al público infantil trasladando a la pantalla grande un material previamente concebido en otros medios, como la televisión. Salvo excepciones como la vista este año con La máquina que hace estrellas, la industria cinematográfica argentina no le encuentra la vuelta (o no quiere encontrársela) a este tipo de entretenimientos, sin que finalmente parezcan meros productos concebidos sólo con el ánimo de recaudar. Y no es que la película dirigida por Luciano Croatto y Francisco D’Intino sea vergonzante desde un componente ideológico (no podrían serlo al estar basada en el original y coherente trabajo musical del payaso cordobés Piñón Fijo), sino que desde su apuesta técnica y narrativa carece de todo fundamento y no es más que la sucesión de canciones del protagonista encajadas con calzador. La película esconde una paradoja algo ridícula: Piñón Fijo, a la usanza del Chapulín Colorado, es achicado y llevado a su mínima expresión física para introducirse en el mundo de unos insectos que viven en la laguna. La excusa es que un malvado cuis prohíbe cantar y sólo deja que se cante su canción. Bien, lo curioso es que el payaso y sus amigos se la pasan cantando durante toda la película y no les pasa absolutamente nada, por lo que el riesgo que corren es inexistente, haciendo que narrativamente la película sea endeble: uno espera, entonces, la próxima canción. Pero hay más: durante todo el film los insectos de la laguna juegan con la idea de que hay un plan para vencer a los malos, pero que en realidad nadie sabe cuál es el plan. Hasta que aparece Piñón Fijo, quien llega para salvarlos. Sin embargo, tanto nosotros espectadores como el payaso protagonista desconocen cuál es el plan, el objetivo, el motivo de su presencia y de su rol de salvador. Así la trama no avanza nunca. Tras toda esta rusticidad del guión, lo que sobrevive o queda en pie es el innegable carisma del protagonista y su repertorio por demás atractivo: aún dentro de un marco de didactismo, sus canciones recorren géneros y ritmos, y son divertidas y originales. Sin embargo, por esa visión que recorre el film, la de suponer que sólo alcanza con poner una cámara delante de un personaje popular, Piñón Fijo y la magia de la música -al igual que ocurre con el personaje en la película- reduce el interesante universo del protagonista y lo convierte en un mero muestrario. Y, además, se la juega en una apuesta técnica, la de fusionar elementos reales y animaciones digitales, que no siempre funciona y por momentos ni siquiera está a la altura de una producción de mediana calidad.
Piñon Fijo realiza su debut cinematográfico y tiene una nueva misión: salvar la música del planeta. Este es el payaso preferido de casi todos los chicos, Fabián Gómez (47), se pinta su cara y se viste con su ropa característica y es el famoso Piñón Fijo, tiene muchos seguidores en la televisión y en el teatro, nació en Deán Funes, Provincia de Córdoba, Argentina; no quiere mostrar su rostro para no quitar la magia a los niños. Su vestuario es pintoresco utiliza los colores primarios, usa un bonete y su calzado también es coloridos, al igual que su maquillaje, suele utilizar una especie de saxo y lo acompaña su amigo fiel “El cabrito”, (animalito muy relacionado con las sierras cordobesas). Estos simpáticos personajes llegan a la pantalla grande con una historia muy sencilla para los más chiquitos, todo comienza mientras Piñon Fijo se encuentra dando un show en un circo junto a su inseparable amigo El Cabrito, y cuando llega a su camarín se encuentra con un grillo “Cri Cri” este le pide ayuda porque la música corre peligro, José “Cuis” Mandoni y sus secuaces, quieren dejar al planeta sin ella, planean robar el cancionero y dejar solo una malvada canción. Como es de prever este no quiere dejar sus actividades pero finalmente acepta y todos los espectadores comienzan a vivir esta mágica aventura, dirigiéndose al arroyito de las Sierras Cordobesas donde viven varios bichos y él deberá hacerse pequeño como ellos, (algo similar a lo que sucede en “Querida encogí a los niños” con muchas diferencias, es incomparable salvo por los personajes en miniaturas). Quien queda solo es El Cabrito que lo va buscando en algunas secuencias, (un personaje con poca participación). Todo aquí es muy sencillo, filmada en un estudio, con fotos de las Sierras Cordobesas, el único personaje humano es Piñon Fijo, quien tiene una gran experiencia frente a cámara por su trayectoria televisiva, con facilidad habla con: El Cabrito, el grillo Cri Cri, el Sapo, Anita la araña, atención algo ingeniosos y atractivo es una lombriz camaleónica, entre otros bichos, y el film en todo momento es bien colorido. Podríamos decir que es un programa de televisión, llevado al cine y nada más, no faltan las canciones como: “Piñón Fijo es mi nombre”, “Por una ventanita”, “En el circo de Piñón”, “La mochila” y el himno, “Chu Chu Ua, chu chu ua”, entre otros, hay algunas referencias a algunos programas de la televisión como “ShowMatch”; “Susana Giménez”; entre otros. Acá los adultos no encontraremos guiños de otras películas, ni canciones que nos identifiquen y su argumento es muy llano.
Dos décadas -años más o menos- de una trayectoria que logró aceptación del público, desde presentaciones callejeras en su Córdoba natal, pasando por la televisión local y nacional y los innumerables teatros llenos, avalan al payaso Piñón Fijo. Con sus colores amarillo, rojo y azul, y una máscara blanca que le garantiza un anonimato voluntario --"para mantener la ilusión de los chicos"-- Fabián Gómez, su alma mater, hizo de este personaje una marca registrada y de convocatoria segura. Ahora ha decidido llevar su trabajo a la pantalla grande y no de manera improvisada: en 3D, como corresponde a las demandas de los tiempos modernos, con los personajes hablando en neutro, a excepción de él mismo y de su inseparable amigo Cabrito, invita a una aventura que bien puede acompañar la familia. Sin renunciar a sus principios de llevar la aldea al mundo, Piñón la transita desde los paisajes la provincia mediterránea, con un reparto de bichitos animados, propios de la fauna de la zona, y canciones que revelan un costumbrismo aggiornado al resto del planeta. En ese contexto, Piñón escucha el pedido de ayuda de sus amigos ante la amenaza del malvado de siempre; para acudir a él, se transforma mágicamente en un payaso chiquito aunque de gran valentía, que combatirá el mal con picardía y el poder de sus canciones. El gran toque de humor lo genera el siempre sarcástico Cabrito, desesperado porque Piñón ha desaparecido del mundo real. Reidera, pícara, ingenua, la película propone un recorrido por un mundo de fantasía siempre bien recibido entre los más pequeños. Y lo hace desde el consabido triunfo del bien sobre el mal, sin que el castigo a los villanos resulte cruel, porque la idea es subrayar siempre lo bueno a rescatar de todo aprendizaje. En una cartelera que se renueva constantemente con títulos para las franjas de preadolescentes a adultos, Piñón con la magia de su música resulta una propuesta a considerar en plan de iniciar cinéfilos desde la más tierna infancia.
Hace unos meses, tras el estreno de la excecrable Soledad y Larguirucho, surgió el debate de si es o no bueno ser un poco más tolerantes con una película mala argentina que con una de afuera. Mi postura es que todas las películas son iguales; que ser más benevolente con una película porque es argentina es un acto de nacionalismo berreta y no juega en favor del cine argentino sino todo lo contrario. Ahora se estrenó Piñón Fijo y la Magia de la Música y el sitio todaslascriticas.com.ar compila 9 críticas a favor de un total de 14. Soledad y Larguirucho había cosechado solo 4 críticas favorables de un total de 24 y solo con esas 4 notas favor generó todo un debate, así que el hecho de que Piñón Fijo, una película aún peor que la de García Ferré, haya cosechado tantos comentarios favorables, resulta algo escandaloso...