Personas que no son yo

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

De Israel llega esta ópera prima de Hadas Ben Aroya: Personas que no son yo, una película con una temática muy actual y universal que se alzó con el premio mayor en la edición 2016 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
En esta ópera prima, Hadas Ben Aroya escribe, dirige y decide ponerse ella misma como protagonista, probablemente por lo personal que le sienta esta temática. Con Israel como marco -un marco que, en este caso, hoy en día, podría ser casi cualquier parte del mundo-, interpreta a una joven de 25 años que acaba de separarse e intenta seguir adelante a través de relaciones casuales. No obstante, ninguna relación parece colmarla. Porque una es demasiado casual y ella se niega al mínimo atisbo de intimidad y la otra porque la asusta por presentarse como la contraparte a aquella.

En el medio, la vemos trabajando en un lugar donde está cómoda pero no se siente ella misma mientras teme que el tiempo para hacer cosas que realmente le gustan se le escurra de las manos. Porque no es lo mismo empezar a aprender a estudiar un instrumento musical a los treinta años, piensa ella.

Personas que no son yo tiene mucho de retrato de la llamada generación “millenial”, algo así como una Girls (la serie de HBO creada por Lena Dunham) pero que, en lugar de apostar a lo coral, se enfoca en un solo personaje. Toda la película es ella sola, poniéndole cuerpo y alma a una joven que todavía no es la adulta que creía que sería a esa edad, llena de dudas y ansias de un poco de intimidad.

Filmada siempre desde su perspectiva, con algunos muy bien realizados largos planos secuencias, estamos ante una película chiquita y personal, sin muchas pretensiones. Un lindo debut para su directora aunque quizás le falte algo de profundidad y desarrollo a su contexto, sucede en Israel pero no se ve ni se siente mucho de ese lugar.