Permitidos

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

En los últimos años la comedia argentina tuvo una importante y necesaria renovación. Estas películas beben de la influencia de la Nueva Comedia Americana, pero sin caer en la mera imitación, evitando el guiño para conocedores y sí adaptando el timing, los tópicos y la esencia a una impronta nacional. Ariel Winograd es parte fundamental de esta reinvención del género. Desde Cara de Queso, su ópera prima, presenta a seres transitando con dificultad la madurez, pero siempre valiéndose de un humor que mira a directores como Judd Apatow, Greg Mottola, Nicholas Stoller y Adam McKay, entre otros, y sin perder el eje de una mirada personal. Su quinta película, Permitidos, confirma sus preocupaciones y su talento.

Camila (Lali Espósito) y Mateo (Martín Piroyansky) conforman una joven pareja que recién comienza a convivir. Un noviazgo a prueba de todo, sin duda. ¿Sin duda? Durante una cena con amigos surge una charla sobre una cuestión actual: los permitidos. ¿Con qué famoso tendrías permitida una aventura? Mateo menciona a Zoe Del Río (Liz Solari), la bella actriz del momento. Días después, el muchacho impide el robo a una chica… que resulta ser Zoe, y será el comienzo de una inesperada relación. Por supuesto, no pasa mucho tiempo para que Camila se entere. Su explosión de furia la convierte en un personaje mediático, y anunciará su permitido: Joaquín Campos (Benjamín Vicuña), performer, activista ecológico y galán maduro. No tarda en vincularse con su elección, que parece ser un príncipe de cuento. Sin embargo, Camila y Mateo aún sienten algo el uno por el otro, y deberán tomar decisiones cruciales para rescatar la relación.

Impulsos, enredos y equívocos son el motor de una comedia romántica acerca de las relaciones sentimentales en el mundo actual. Un mundo donde proliferan Internet, YouTube, redes sociales, smartphones, emojis, aplicaciones, WhatsApp… Las desventuras de Camila y de Mateo (y la de todos los personajes) están muy influidas por los recursos tecnológicos a la hora de ser descubiertos con sus permitidos o popularizados de manera repentina. Y aquí se desprende otra temática: la imagen que los medios virtuales proyectan sobre una persona y lo que la persona es en realidad, y cómo a veces resulta inevitable aferrarse a la ilusión, a la pose, con tal de obtener determinados objetivos. Todo esto, en medio de gags, romances inesperados, una subtrama policial y otras sorpresas.

Martín Piroyansky sigue dejando en claro que es el actor argentino de comedia del siglo XXI. Como Seth Rogen, Jay Baruchel, Jason Segel o Paul Rudd en la factoría Apatow, posee una presencia y unos movimientos que encajan perfectamente en este estilo de películas. Viene trabajando a las órdenes de Winograd desde el comienzo, pero aquí tiene el primer y muy esperado protagónico en su filmografía. Además, las series y películas que dirige (principalmente Voley) permitieron el nacimiento de la denominación Nueva Comedia Argentina, que tiene con qué para consolidarse. Lali Espósito es la gran revelación del film: aunque ya tenía experiencia en programas de televisión con buenas dosis de humor, en esta oportunidad interpreta a una chica real que lidia con problemas extraordinarios, y a partir de allí surgen los momentos graciosos. También es muy convincente en las escenas románticas y dramáticas, señal de que su carrera actoral no conoce límites. Liz Solari y Benjamín Vicuña, los permitidos en cuestión, encarnan a actores delante y detrás de cámara; son pantallas que a veces ocultan algo mejor de lo que parecen, y a veces no. Y al igual que en sus anteriores largometrajes, Winograd sabe exprimir lo mejor de hasta el último actor secundario, como se nota en las breves pero desopilantes intervenciones de Pablo Rago.

Permitidos es un nuevo y notable ejemplo de comedia nacional con un dinamismo y una frescura propias de las que llegan de Hollywood, pero estupendamente adaptadas a estas tierras. El desparpajo y la química entre Lali Espósito y Martín Piroyansky es determinante para convertirla en una película divertida, actual y que deja fantaseando con qué famoso querríamos vivir una relación.