Pendular

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Dirigida por Júlia Murat y escrita junto a Matías Marini, Pendular es una película sobre dos personas y su relación, dentro de un mismo espacio, con límites muy marcados.
Una mujer y un hombre se van a vivir a un galpón grande y abandonado. Son dos artistas. Ella, bailarina y él, un escultor. Ella y él, así, sin nombres. Ese galpón es el espacio donde pretenden trabajar y seguir desarrollándose y para eso marcan con una simple cinta naranja en el suelo el límite entre un espacio ahora dividido en dos partes. Porque la idea es trabajar por separado pero seguir estando juntos, poder observarse, escucharse.

Sin embargo que dos personas que se amen trabajen juntos no parece ser la mejor idea. Al principio sí, es divertida y curiosa. Pero pronto ese espacio enorme comienza a sentirse algo asfixiante y empiezan a aflorar diferentes aspectos de su relación que amenazan con ponerla en riesgo.

Uno de los hallazgos de esta película de Murat recae en los dos protagonistas: Raquel Karro y Rodrigo Bolzan, quienes se entregan en cuerpo y alma a sus dos personajes, y así dan vida a esta mujer y este hombre que son tan amantes como artistas.

Hay mucho de teatral, claro, en una película que sucede casi en su totalidad en el ámbito cerrado de esa locación, y así son también sus interpretaciones, muy físicas (y no dicho esto sólo por las escenas de sexo, sino porque mucho lo trasmiten a través de sus cuerpos). Principalmente se ve esto en Karro y sus movimientos de baile cada vez menos prolijos, más exaltados, como el incierto futuro de esa relación. A la larga, la protagonista principal es ella, quien sufre la transición más notoria no sólo en su cuerpo sino y más que nada en su psicología.

Con un gran aprovechamiento de los espacios y una interesante construcción de imágenes geométricas que refuerzan varias de las metáforas que el film pretende expresar, Pendular es una película sobre las relaciones y la importancia de los espacios y los límites (sin necesidad de que sean tan literales, por supuesto) que tienen que existir entre las personas. No se puede hacer todo juntos, no se puede estar todo el tiempo pegado a un otro, porque en algún momento nos vamos a terminar asfixiando.