Parque Mágico

Crítica de Santiago García - Leer Cine

El cine de animación podrá ser el amo y señor de la taquilla en Argentina, pero eso no significa que sea el género con mejores películas, no está ni cerca de serlo. Al agotamiento de muchas fórmulas, lo acompañan las películas de animación de segunda línea, no tanto en producción sino más bien en calidad. Parque mágico tiene destino de olvido desde el momento en que se estrena. No tiene identidad ni encanto suficiente para lograr ser una película relevante del género, aun cuando consiga un número razonable en taquilla, como suele pasar con estas películas.

Sin un estilo propio, la historia de la protagonista se vuelve falsa, como si se tratara de la copia barata de grandes títulos con el fin de sumarse a algo de su éxito. Hay una historia en la que una niña, obligada a separarse de su madre, se refugia en un mundo de fantasía para sobrevivir. La oscuridad en ese universo, así como también toda la alegría, ha sido creada por la propia niña. Y eso es todo lo que hay para decir de Parque mágico.

La mediocridad en una película de animación es agotadora. Ver como un largometraje intenta, con torpeza, producir las emociones de Disney, Pixar o Ghibli sin conseguir, es un espectáculo lamentable. Aun cuando se note un interés por un cine maduro y complejo, recorrer un camino ya agotado no produce ningún tipo de placer, solo aburrimiento.