Pájaros volando

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Delirio cósmico argentino

El dúo protagonista de Soy tu aventura (2002) vuelve a las andadas con Pájaros Volando (2010), otra vez bajo la dirección de Néstor Montalbano. En esta oportunidad, el pueblo en cuestión no será revolucionado por la llegada de un cantante popular sino por extrañas apariciones extraterrestres. El equipo de Todo por dos pesos realiza una película tan divertida como difícil de catalogar.

José (Diego Capusotto) es cantante y compositor del tema hit de los años ochenta Pájaros volando. Hoy en día intenta sin suerte rearmar su banda Dientes de Limón mientras atiende el teléfono en una agencia de remis. Su primo Miguel (Luis Luque) tiene el cerebro quemado por las drogas y vive haciendo artesanías en el pueblo Las Pircas (alusión al Bolsón) mientras asegura haber sido abducido por extraterrestres. José viaja al pueblo y conocerá a una gama de personajes tan chiflados como queribles.

Escrita por Damián Dreizik -quien interpreta a un curioso naturalista/trotskista- Pájaros Volando viene a relatar una historia subversivamente divertida, donde los delirios de la trama se apoyan en la acumulación de escenas, una más ridícula que otra. Por supuesto el film no sería tal sin la aparición de figuras icónicas de la cultura popular argentina de la talla de Antonio Cafiero, Miguel Cantilo, Claudia Puyó, Víctor Hugo Morales, Norberto “Ruso” Verea, Juan Caros Mesa; todos componiendo personajes que parodian su figura pública.

Estamos frente a una de las apuestas más divertidas que ha dado el cine argentino en años. No hay manera de establecer en la película una línea temática que la encasille con alguna historia semejante. Pájaros Volando es única en su afán de generar tanto delirio siempre con justificación, con motivo. No es el delirio por el delirio mismo –por más que ello parezca- sino que tiene en su esencia un halo de crítica social (entiéndase crítica como la virtud de parodiar cada una de las situaciones y lugares que representen algo de la idiosincrasia nacional). En este aspecto la película protagonizada por Diego Capusotto es absolutamente argentina.

Todo lo que sucede en el film, cada uno de sus personajes, apariciones de figuras icono, hechos y dialectos, son bien criollos. En todo caso el tono irreverente está plantado por la exageración de cada momento representado, exageración siempre desde la argentinidad. Así vemos a Antonio Cafiero interpretando al dueño de una empresa de ómnibus con un discurso de justicia social y popular; a Miguel Cantilo vendiendo artesanías a precio euro en una feria hippie; al intendente del pueblo paseándose con un gay en moto por un descampado a medianoche, etc.

Pero lo maravilloso de Pájaros Volando, vale aclarar, es su capacidad de mezclar todos los condimentos necesarios para lograr un cóctel tan explosivo como desopilante. Diego Capusotto en su mejor momento, Luis Luque descabellado como nunca, y el resto del elenco -que no se queda atrás- componen un film alucinógeno de principio a fin.