Nuestra hermana menor

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Hirokazu Koreeda quizás sea el director más importante de Japón en la actualidad. Con una filmografía intimista y muy distintiva supo hacerse un nombre en el marco internacional, logrando obtener varias distinciones en el circuito festivalero. Es más, este año fue premiado con la Palma de Oro en el prestigioso Festival de Cannes por su más reciente trabajo “Shoplifters” (2018), que probablemente llegue a nuestras pampas a principio del año que viene. En esta ocasión, nos presenta un largometraje de 2016 que es incluso anterior al film que pudimos ver el año pasado en las carteleras argentinas titulado “After The Storm” (2017).

En “Nuestra Hermana Menor” vuelve a meterse de lleno en el ámbito familiar para contarnos una historia muy personal y melancólica que retrata los vínculos afectivos de cuatro hermanas unidas ante el abandono de sus padres. La película cuenta la historia de Sachi, Yoshino y Chika, tres hermanas que viven en Kamakura (Japón), en la casa de su abuela. Un día reciben la noticia de la muerte de su padre, que las abandonó cuando eran pequeñas. En el funeral conocen a la hija que su padre tuvo trece años antes y pronto las cuatro hermanas deciden vivir juntas, a pesar de que la más pequeña se sienta incómoda al pensar que ella fue la causante del desinterés parental.

Si bien Koreeda transita por algunos lugares recurrentes en su filmografía, mostrando la cotidianeidad de las relaciones familiares y sus rituales diarios, por momentos puede sentirse que estamos ante un relato con tintes novelescos. Sin embargo, resulta realmente armónica y sutil su forma de presentarnos los acontecimientos y esa red de vínculos que va construyendo progresivamente con oficio. La cinta se va revelando como un melodrama moderno y estilizado que se nutre del talento de sus intérpretes, en especial de Haruka Ayase, Masami Nagasawa, Kaho Indo y Suzu Hirose como las cuatro protagonistas que van desarrollando este drama sensible que pasa por la sencillez de la cotidianeidad y las relaciones humanas que a su vez comprenden lo más complejo de la vida familiar.

Por otro lado, es muy atractiva la propuesta visual que nos ofrece el director nipón, ya que su puesta de cámara y sus encuadres nos muestran de manera privilegiada la intimidad de este grupo familiar quebrado que busca reconstruirse. La exquisita fotografía corrió a cargo de Mikiya Takimoto, que en su tercera colaboración con Koreeda, decidió utilizar una paleta suave y sobria que prioriza los tonos pasteles y la iluminación de bajo contraste en claves medias y altas. Un trabajo impecable que hace que cada plano parezca una pintura digna de un museo. En relación al aspecto musical, la banda sonora también aporta su cuota de sensibilidad y melancolía acompañando orgánicamente a la imagen.

En síntesis, “Nuestra Pequeña Hermana” es un film maravilloso y disfrutable que probablemente admiren más aquellos que descubran al director en este film. Para los que ya sean habitues de Koreeda puede que les resulte un tanto larga y repetitiva, pero igualmente quedarán satisfechos con el resultado, por la universalidad de los temas tratados, por el maravilloso trabajo de fotografía y debido a las inspiradas actuaciones de sus actrices. Un viaje de autodescubrimiento bello y emotivo del director de “Tal Padre, Tal Hijo”.