Norman: El hombre que lo conseguía todo

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Siempre es bueno para la industria que quienes han sido galanes de primera línea, enfrenten su madurez, a través de sólidos papeles no centrados en las comedias románticas, sino en películas más interesantes, independientes y dirigidas por cineastas con enfoques distintos, originales. No sucede siempre. Es más, habitualmente quienes dominan pocos registros, cuando se produce el eclipse de su pico de belleza física (por una cuestión natural), pierden fuerza como intérpretes y salen de las primeras ligas.
Hay que agradecerle entonces a Joseph Cedar que le haya propuesto el protagónico de una de sus realizaciones a Richard Gere.
El israelí viene haciendo un tremenda carrera (desde "Time of Favor" hasta "Footnote", que ganara en Cannes por su guión), y en esta oportundidad aborda dos escenarios familiares para él: la vida en una Nueva York moderna y convulsionada, llena de gente buscando oportunidades, y el mundo judío en dicha ciudad, rico desde el análisis político y cultural que emana en esa presencia.
"Norman: The Moderate Rise and Tragic Fall of a New York Fixer" es la historia del hombre del título (Gere), un buscavidas elegante (aunque siempre esté vestido de la misma manera), quien transita por la ciudad tratando de generar influencia y vivir obteniendo favores y dádivas a partir de la generación o promoción de diversos emprendimientos.
Claro, el tema es que Norman, sabemos con prontitud, no es quien aparenta ser. O sí. Ese es el nudo de la interpretación de Gere. Es un seductor fantástico, un hombre que cree en lo que hace, aunque lo que vincula no sea real.
Su paso errático por el complejo mundo de los negocios enternece y molesta, en iguales proporciones. A nadie le gustan los estafadores. Bueno, Norman parece serlo, aunque en el fondo no lo sea. Es una idea compleja de explicar. Pero cuando vean "Norman", se darán cuenta a qué me refiero. La cuestión es que dentro de las estategias que hace este hombre para ganar favores, en un momento más de su vida, le regala a un político israelí encumbrado (pero aún no tanto), un par de zapatos.
Ese obsequio, tres años más tarde, será la puerta de entrada a un universo más complejo (ese hombre se vuelve Primer Ministro de su país), donde las cuestiones se amplifican y la trama de favores se vuelve densa y sinuosa. Norman pasa entonces, por haber sido amable en un momento determinado, a ser miembro de una pequeña corte con poder político y económico, para la cual claramente no está preparado.
Y por supuesto, eso no será gratis. Habrá negocios poco claros, temas familiares agudos y la siempre inquietud sobre el futuro de Norman, cuando las cartas estén sobre la mesa y se sepa quién es en realidad. A eso se suma una conspiración política con acoso periodístico y...
No debo anticipar más. Richard Gere debe tener este rol dentro de los tres mejores de su carrera. Seguro. Su Norman es un tipo querible e incómodo a todas luces.
Hay en su interpretación muchos buenos matices que impulsan el ritmo de la cinta, y despejan las ocasiones falencias del guión. Además, Cedar lo rodeó de una auténtica selección de talentosos secundarios, todos a la altura de la circunstancia, proveyendo perfiles intensos y potentes en la trama (Lior Ashkenazi, Michael Sheen, Steve Buscemi y Charlotte Gainsbourg, nada menos).
Este drama está bien construído y filmado (Cedar fotografía con muchísimo oficio a la Gran Manzana), y sólo debo criticarle que el guión a veces se pasa de vueltas para llegar a la idea central que quiere transmitir.
Esta no es una cinta donde la red de pequeños conflictos sea el centro de interés, no. Lo atractivo pasa por lo que encarna el rol de Gere, por eso siento, de cierta forma, que el guión sobrecarga algunos tramos de la narración, de manera innecesaria. Pero claro, Gere en escena disimula esos excesos. Muy interesante "Norman", sin dudas. Y un director que consolida su ascenso, Joseph Cedar, ¿qué más se puede pedir?