Noé

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Darren Aronofsky es esa clase de director de cine que se recibió de “autor” -o fue recibido como tal- con su primerísima película, Pi. Pero es evidente que, a veces, la restricción “industrial” opera de tal modo que el artista, el verdadero, se revela. En Noé permanecen las constantes de su obra (el personaje obsesivo movido por una fuerza irracional que no comprende; la fragilidad de los lazos familiares) y aparece la necesidad del gran espectáculo. La gran presencia fílmica de Russell Crowe -de esas personas que nacieron para ser filmadas- logra que todo se integre: desde las (bellas) secuencias de alucinación hasta las (rutinarias) secuencias de batalla con gigantes de piedra y todo; desde la primera visión del Arca -que parece un homenaje a 2001-Odisea en el Espacio- hasta la un poco cursi representación de Adán y Eva; desde la autoridad de Emma Watson hasta la autoridad de Anthony Hopkins. Aronofsky decide poner la historia que narra y sus habitantes por delante de su firma, lo que no deja de ser un acto de madurez y, paradójicamente, de riesgo.