Noé

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

Noé es uno de los personajes bíblicos que no cuenta con tantos antecedentes en la pantalla grande.
La primera película sobre este relato la dirigió Michael Curtiz, el responsable de Casablanca y El Capitán Blood, en 1928.
Una de las grandes pioneras de lo que más tarde se conocería como el cine catástrofe, un subgénero que explotaría en los años ´70.
Lo cierto es que Noé después desapareció de Hollywood durante muchas décadas hasta que
regresó en 1999 con una miniserie protagonizada por John Voight.
Salvo por El Arca (2007), la película de animación argentina, no hubo muchos proyectos que abordaran este tema.
El nuevo trabajo de Darren Aronofsky es el film más importante que se hizo desde 1928 y seguramente disgustará a más de un purista religioso.
Durante la primera media hora, donde se presenta a los protagonistas, el director adaptó esta historia como si fuera un cuento de El Silmarillion, de Tolkien, en el que Noé es retratado como un digno descendiente de Beren y Aragorn.
La película trabaja con elementos fantásticos atractivos, como los ángeles caídos que se convierten en gigantes de piedra, algo que ya desató la furia de aquellos espectadores y críticos que esperaban encontrarse con una película clásica de Charlton Heston.
Un detalle importante que no se puede omitir es que este film no es una adaptación de la historia de la Biblia, sino del cómic homónimo que el director publicó este año.
Por consiguiente, la trama es una interpretación libre y más fantástica del relato que se conoce popularmente.
Creo que las virtudes de esta producción se encuentran principalmente en los aspectos visuales y la intención del director en hacer algo distinto con esta historia.
La interpretación de Russell Crowe, quien tiene muy buenos momentos, se aleja por completo de la clásica imagen de Noé, quien solía ser retratado como el viejito amante de la naturaleza.
El Noé de Aronofsky posee una personalidad mucho más compleja y oscura y por ese motivo el rol de Crowe termina siendo más interesante, debido a los distintos matices que presenta su carácter.
Todo el mundo que construye el director previo al diluvio es fascinante y en término visuales la película sobresale por la fotografía de Matthew Libatique y la realización de las secuencias de acción.
El problema que tiene este film es que el interés que genera en un comienzo luego se debilita cuando la trama se enfoca más en el melodrama.
A partir del momento en que el arca emprende su viaje, la película se vuelve larga y aburrida y la experiencia no llega a ser tan satisfactoria para quienes podían esperar más de un gran realizador como el que estuvo a cargo de esta producción.
Dentro de la filmografía de Aronofsky creo que Noé será recordada como una rareza mainstream que no está al nivel de sus trabajos más aclamados.
No es para nada una mala película. Está muy bien hecha y todos los miembros del reparto brindan buenas actuaciones, pero no es una propuesta que logre apasionarte e inspire a recomendarla con entusiasmo.

EL DATO LOCO:
Según una leyenda urbana de Hollywood, uno de los motivos por el que no hubo tantas películas de Noé desde 1928 es que esta historia es considerada en el cine lo que Macbeth en el teatro. En otra palabras, un bicho de mala suerte.
Esto surgió a partir del grave accidente que ocurrió en el film de Michael Curtiz donde cientos de extras terminaron con heridas graves durante la recreación del diluvio. Hubo personas que tuvieron que ser amputadas y la protagonista, Dolores Castello, sufrió un severo caso de neumonía.
Luego de este hecho, que contribuyó después a mejorar las medidas de seguridad en la filmación de secuencias de acción, la historia de Noé quedó en el freezer en Hollywood y muchos productores durante décadas prefirieron no volver a trabajar este relato para no tentar a la mala suerte.