Noche de miedo

Crítica de Jorge Marchisio - A Sala Llena

Cuidemos a nuestros viejos.

Parece que la avalancha de remakes provenientes de Hollywood no tiene fin; y si a los productores la idea de tomar películas de otros países o viejos clásicos –o no tanto- y contextualizarlos en la actual Norteamérica les gustó, al parecer el género del terror es el preferido de todos. O quizás el más fácil de poder llevar a pantallas.
En esta ocasión se rescata del pasado a la brillante La Hora del Espanto, un clásico de 1985 y de las primeras películas en mezclar la parodia con el homenaje, una delgada línea que pocas películas posteriormente lograron transitar sin caer en la mediocridad.

En esta ocasión no solo se cambió el contexto social de donde transcurre el film, sino que también se actualizaron varios arquetipos de personajes utilizados en la cinta original, ubicándolos en el ideal colectivo que se tiene hoy en día.
Un ejemplo muy claro es el de Jerry el Vampiro, interpretado originalmente por Chris Sarandon y ahora por un cada vez más sólido Colin Farrell. En 1985, el imaginario popular sobre la figura de un vampiro era la de un hombre maduro, cuarentón, de presencia impoluta y con clase. En los tiempos que corren el vampiro es mucho más joven, haciendo mucha más gala de su atractivo físico en lugar de su elegancia.
Otro personaje que sufre un cambio radical es el de Peter Vincent. En aquella ya vieja película, Vincent era un presentador televisivo de films de terror de dudosa calidad. Ahora es un ilusionista de Las Vegas con muchas similitudes a Chris Angel. Si bien el cambio de profesión de Vincent es justificado, ya que ahora esos shows de medianoche ya casi desaparecieron, le quita bastante magia al personaje ya que recordemos que el Peter Vincent original, además de ser conductor, era actor de los films que presentaba, y el nombre del personaje hacía referencia a dos grandes actores del cine de terror, como lo son Peter Cushing y Vincent Price.
La nueva contextualización también logra desperdiciar a un personaje, o mejor dicho a un actor. Estoy hablando de Christopher Mintz-Plasse (Supercool). Su sola presencia en pantalla de por sí ya causa gracia, pero su nueva versión de nerd está bastante desdibujada y no logra empatizar con el espectador cuando es un loser total al que nadie quiere, ni con su nueva vida de chupa sangre.
Sería bastante obvio mencionar que en esta ocasión los efectos especiales son por ordenador, en contraposición a los artesanales de la original. Pero sí hay que enfatizar que en determinados momentos –aquellos en que los vampiros se parecen a Baraka del Mortal Kombat- el CGI es muy evidente y desconcentra al espectador.
Bastante pobre es el uso del 3D, en contadas ocasiones logra transmitirse profundidad, además de la repetición de los ya cansinos planos forzados donde objetos van hacia la pantalla.
Una de las pocas cuestiones que se mantienen firmes es la mezcla de situaciones de terror vampírico, bien logradas en esta nueva versión, combinadas con momentos cómicos, estos últimos no tan efectivos como se podría esperar.
En conclusión, Noche de Miedo (3D) es una nueva versión del clásico que todo fan del género debería conocer, donde los aciertos del original pasan desapercibidos aquí gracias a esta moderna versión saturada de elementos del cine de género de terror-suspenso, resultando un producto opacado y claro ejemplo de constituir otra tediosa remake hollywoodense.