No se aceptan devoluciones

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Una bellísima y emotiva lección de paternidad

Productor, director, guionista y actor, el mexicano Eugenio Derbez destaca ese rol y las oportunidades que la vida da de aprender y crecer.

Insensibles, abstenerse. No se aceptan devoluciones es la clase de comedia que toca a las emociones, ya se trate de reír o lagrimear.

La cinta significó el debut de Eugenio Derbez como productor y director, y rompió récords desde que fue estrenada el año pasado, superando a El laberinto del fauno, de Guillermo Del Toro, como la película de habla hispana más vista en Estados Unidos.

Valentín fue un niño criado por un padre que, a toda costa, pretendía convertir a su hijo en un hombre valiente.

"La vida es una bestia salvaje que tienes que aprender a domar. Si haces esto, nunca más tendrás miedo", le decía Juan Bravo al chico, mientras lo encerraba en panteones a medianoche, lo convertía en autopista de arañas o lo lanzaba al mar desde un risco.

Lejos de superar temores grandes, medianos o pequeños, Valentín se convirtió en un hombre mujeriego, soltero a ultranza y egoísta.

Incapaz de tomar cualquier compromiso, de un momento a otro se ve en la obligación de asumir la paternidad no buscada" de Maggie, una nena de un año, consecuencia de sus aventuras sexuales.

Decidido a devolverle la beba a su madre, una hippie norteamericana, se encamina hacia Los Ángeles, sin comprender las consecuencias legales de sus actos.

Indocumentado, desamparado y con una pequeña a cargo, Valentín debe superar sus miedos más profundos y convertirse en el mejor padre posible, incluso cuando la madre de Maggie regresa y algo empieza a cambiar.

Eugenio Derbez es "el" artista reconocido en el ámbito de la comedia mexicana, en televisión, cine y teatro. Además, realizó varias participaciones en series norteamericanas, prestó su voz para el doblaje de Burro para la saga de Shrek y otras de Disney, y protagonizó la serie ¡Rob! para CBS.

Residente en Los Angeles, con una larga trayectoria y conocimiento del lenguaje y la idiosincrasia del mercado latino, devino, en los últimos años, en un puente con la producción norteamericana.

De allí que esta película encuadre en la comedia melodramática, a la que los americanos de habla hispana --y portuguesa-- somos tan proclives y que, nobleza obliga subrayar, suele dividir a la crítica sin medias tintas.

Para la que ocupa estas líneas, Derbez logró con un presupuesto bajo (apenas 5 millones de dólares), un elenco encabezado por él y la niña Loreto Peralta, un relato gracioso, fresco y lleno de ternura.

Derbez eligió a la chiquita para el personaje de Maggie después de un casting que duró varios meses y entabló con la niña una comunicación que atraviesa la pantalla.

Entre ambos y con secundarios que van de insoportables a encantadores, construyen toda una lección acerca de la paternidad, revaloriza esa función, y da un mensaje positivo sobre el aprendizaje y la madurez.