Ni en tus sueños

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una buena premisa es elemental para cualquier propuesta narrativa, y el prospecto de una funcionaria con aspiraciones presidenciales encontrándose con alguien de su pasado puede llegar a atraer. Ni en tus Sueños plantea, por un lado, cómo este reencuentro obliga al protagonista a hacer una reevaluación de sus acciones y, por otro lado, cómo ese alguien de su pasado se enfrenta cual pez fuera del agua a un universo ajeno.

Compromiso e Ideales

Ni en tus Sueños no propone una simple oposición entre ideales y realidad, sino que las plantea como metas alcanzables, donde saber reconocer qué compromiso es el que vale: a otros, o a uno mismo.

La carrera política está plagada de compromisos. Quien los asuma debe saber cuáles son los que valen la pena: la gente que lo elige (y a la larga por la que va a trabajar), o los grupos de poder que pueden facilitar los ingresos económicos que hacen posible una costosa campaña política, hasta incluso un padrinazgo.

El personaje de Seth Rogen es algo más que un interés romántico: es alguien que pone al personaje de Charlize Theron en contacto con esa chica idealista que supo ser, esa funcionaria que desea ser, y que por lealtad partidaria o temor reverencial no se anima a ser. En particular cuando está en una posición para convertir esos ideales en realidades. A lo mejor por eso es un interés romántico tan poderoso a pesar del humor escatológico que, contrario a lo que se pueda pensar, es funcional tanto al género como al recorrido narrativo.

Dicho recorrido consigue superar lo satisfactorio, principalmente por la química entre los dos protagonistas. Rogen aporta esa cuota de loseradorable, pero con cosas para decir y cuestionar; mientras que Theron consigue superarse a sí misma, demostrando que la transformación física no es el único camino hacia la versatilidad, sino que también es ir más allá del simple envase y mostrar esas pequeñas imperfecciones que todos tenemos, por mucho esfuerzo que le pongamos a tener inmaculada nuestra apariencia. Pequeños detalles que convierten algo tan agraciado en muy identificable con el público.

Sin embargo, no todo son rosas. La única desventaja a señalar en Ni en tus Sueños son sus aspectos paródicos, ejemplificados en el presidente encarnado por Bob Odenkirk, un actor que se convirtió en presidente (en un guiño más cercano a Donald Trump que a Ronald Reagan), y que incluso encara los conflictos más como actor que como presidente (sin ir más lejos, la actuación más celebre del personaje fue haciendo de presidente en una serie de televisión). Dado a que el guion planteó su tono con un encontronazo que tiene el personaje de Seth Rogen con Neo-nazis, deja la premisa de este presidente un poco desentonada como un todo. Odenkirk entrega una actuación a la altura de su talento, pero esta funcionalidad pasa más por cómo figura en el papel que por el actor que debe darle vida.