Ni en tus sueños

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

La nueva comedia americana, que de nueva va teniendo poco, porque han pasado los años y los guionistas y directores a-lo-Judd-Apatow brotaron como hongos, tiene un nuevo ejemplar en Ni en tus sueños. Pero con una combinación upgrade.

A Seth Rogen, exponente como pocos del humor zafado, se le adosa Charlize Theron, y todo transcurre en un ámbito menos común, como el de las altas esferas del poder político.

La sudafricana que ganó un Oscar por Monster: Asesina en serie es la Secretaria de Estado que tiene ambiciones presidenciales. El Presidente (Bob Odenkirk, el Saul de Breaking Bad) no quiere volver a postularse porque aspira “a una carrera más prestigiosa”: la de actor que saltó de la TV al cine. Y piensa dar todo su apoyo a Charlotte, que necesita quién le escriba guiones potentes, sí, emparentados con los temas que la preocupan como la ecología, pero también graciosos. Y allí se cruza, en una fiesta, con Fred, un vecino de la adolescencia de quien había sido su niñera. El tuvo una erección a los 13 mientras la besaba, y nunca volvieron a verse.

Ni en tus sueños tiene, sí, esos elementos que se han vuelto moneda corriente en la oferta de la comedia americana, sea o no romántica como ésta: consumo de drogas, alcohol, eyaculaciones, lenguaje adulto o soez. Lo que la diferencia de otras es ese costado romanticón, que pareciera emparentarla con Mujer bonita -hay referencias directas- o Un lugar llamado Notting Hill, y mucho guiño a la cultura pop y los años ‘90.

También, el entorno en que se desarrolla la historia, con un presidente bobalicón parodiado y mostrado como corruptible, y empresarios chantajistas (casi irreconocible está Andy Serkis). El papel de Rogen, el que tira la mayoría de los gags verbales, es el del irónicamente de mayor moral, el que no transa, tiene sus convicciones y muere con las botas puestas.

En algún momento pasan por Buenos Aires, y sí, el chiste sobre el refugio de nazis demuestra el desgaste o el lugar común de los guionistas.

El desenlace es más increíble que el romance entre Theron y Rogen, en una sociedad pacata como la estadounidense. Pero si no se ríen de ellos, ¿quién lo va a hacer?