Ni en tus sueños

Crítica de María Paula Rios - Fandango

¡Hay química! Seth Rogen y Charlize Theron, a bordo de una comedia alocada y vertiginosa.

Si bien es cierto que en las comedias románticas está todo inventado, hay fórmulas que a pesar del cliché funcionan… y este es el caso. ¿Porqué? Por la innegable química entre los protagonistas; por el encanto y la luminosidad de una actriz como Charlize Theron; por la irreverencia de un comediante cómo Seth Rogen; por lo buenos gags, la mejor música y claro, diálogos inteligentes.

En Ni en tus sueños Theron interpreta Charlotte Field, la Secretaria de Estado de los Estados Unidos, quien tras enterarse que el Presidente no se quiere postular a una reelección (su intención es ser una estrella de cine), se pone en carrera para convertirse en la primera Presidenta de la Nación. Por su parte, Rogen encarna a Fred Flarsky, un periodista idealista que renuncia a su puesto de trabajo el día que se entera que una corporación compró el medio independiente en el cual trabaja.

Por esas casualidades de la vida, una noche ambos se encontrarán en un evento político, y es así que nos enteraremos que la bella Charlotte fue la niñera y primer amor de Fred. Después del encuentro y reconocimiento de ambos, Charlotte decidirá contratar a un Fred ahora desempleado, para que le escriba sus discursos de campaña. Claro que a partir de aquí, ambos comenzarán a conectarse y conocerse íntimamente.

Esta pareja despareja, la de la niña dorada políticamente correcta y el nerd algo torpe y sin sentido de la moda, de un momento a otro comienza a funcionar. Quizá es inapropiado para el afuera, pero ellos se divierten libres de prejuicios. El director pone en escena situaciones hilarantes, algún que otro gag físico y escatológico, pero sobre todo diálogos nerds, colmados de referencias cinéfilas y televisivas, y de chistes políticos muy entretenidos.

La cinta está narrada con un ritmo vertiginoso y teniendo muy en cuenta el amor hacia sus personajes, lo que genera empatía inmediata. Estamos ante una reelaboración del clásico cuento de hadas, apto para mayores, que a pesar de su previsibilidad funciona, tracciona y enamora, gracias a un guion delirante e incorrecto y a la magia de sus protagonistas. Todo un placer culpable de principio a fin.