Ni en tus sueños

Crítica de Gimena Meilinger - Cuatro Bastardos

Ni en tus sueños: Bella y Bestia son…
A partir de una típica comedia romántica hollywoodense, Seth Rogen y Charlize Theron, con una química infalible, brindan una película que pasa del cuento de hadas a la sátira política.
Ni en tus sueños moderniza los tópicos de la comedia romántica norteamericana de “chico quiere a chica”, invirtiendo los roles, dando a la mujer un lugar de preponderancia y burlándose del sistema político estadounidense a cada rato.
No será “la película del año” pero es entretenida, con mensajes valiosos que van del ambientalismo a los estereotipos de belleza. En sus casi 2 horas de duración, se toma su tiempo para presentar a los personajes en profundidad, logrando que el espectador se sienta cómplice de sus aventuras y romances.
La primer escena comienza con Fred Flarsky (Seth Rogen), periodista judío, infiltrado en una reunión de neonazis y, al ser descubierto, escapando tirándose por una ventana. Esto da cuenta del tinte que tendrá el film.
La película narra la historia del romance de la reconocida Secretaria de Estado Charlotte Field (Charlize Theron), que aspira a la Presidencia de los Estados Unidos, y Fred Flarsky (Seth Rogen), el periodista de espíritu libre que se viste y vive como un adolescente. No tienen nada en común, salvo que ella fue su niñera cuando él era un preadolescente.
Después de muchísimos años, se reencuentran en un evento político y hay una chispa que se enciende. Ella lo contrata, casi impulsivamente, para que sea su redactor de discursos más amigables para los ciudadanos, lo que inicia una relación laboral y amorosa extraña, graciosa y ridícula de a ratos. Habrá que ver si estas personas de mundo tan distintos pueden ser felices juntos ya que, desde ya, Fred no tiene la imagen esperada para ser la pareja de Charlotte.
Lo mejor de la película es la excelente química entre Charlize Theron y Seth Rogen, plagados de chistes, y momentos desopilantes que se ven naturales. Quien haya tenido la idea de juntarlos se merece un premio. Claro que la sola presencia de Rogen da el indicio que el público no parará de reír, aunque la actriz ganadora del Oscar por “Monster” (2003) sorprende gratamente en este papel de comediante.
Es la clásica pareja dispareja de las comedias románticas. Las interpretaciones lucen naturales en una comedia ligera y efectiva. Jonathan Levine, director conocido por películas como “50/50” (2011) y “Warm Bodies” (2013) magnifica situaciones inverosímiles de los protagonistas para crear esa conexión que se nota entre ellos todo el tiempo, eso hace más creíble el romance.
Asimismo, los personajes secundarios tienen una pregnancia muy fuerte en la historia, por lo que logran ser memorables para el público. Se destaca Bon Odenkirk (“Better Call Saul”, 2015-) como el presidente de Estados Unidos que, proviene de la actuación en TV y está por abandonar su carrera política para dedicarse a ser actor de cine.
Alexander Skarsgård (“The Aftermath”, 2019) interpreta al guapo y un poco tonto Primer Ministro de Canadá, quien parece ser la pareja perfecta para Charlotte. Además, difícil de reconocer por el maquillaje y las prótesis, Andy Serkis (“Black Panther”, 2018) es Parker Wembley, un magnate de los medios muy manipulador. June Diane Raphael (“The Disaster Artist”, 2017) como la asistente estricta de Charlotte, intransigente pero que quiere lo mejor para su jefa.
Aunque no tiene ningún giro sorprendente, es una comedia muy buena. Logra su cometido: mantener al espectador a las carcajadas la mayor parte del tiempo. Tiene el humor típico norteamericano de antes y el público se levanta de la butaca sonriendo, lo cual en estos tiempos, es un gran logro.
El humor ácido, la sátira política y los constantes gags se hacen carne con la historia de amor de estas dos personas completamente opuestas. Todo lo trillado de la película funciona bien y muestra esta idea de mujer empoderada y hombre perdedor que se enamoran y sacan lo mejor del otro.
Chistes escatológicos, variedad de referencias a series, música y a las décadas del 80 y 90 propiamente dichas, hacen menos edulcorado ese romance y fortifica la trama. Aun con desenlace predecible, es una película que hace reír con la fórmula clásica de comedia romántica.