Nebraska

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Una realidad que a todos toca

Sorprende la intensidad y el humor de los diálogos y la perfección del guión, donde todo va cerrando, lenta, pero rigurosamente. El paisaje y los cielos son un placer, la música acaricia y las interpretaciones, especialmente la de Bruce Dern, como Woody (imperdible caracterización) son para recordar.

Lo primero que se ve es la imagen de una carretera. Un viejo desorientado y un policía que lo lleva al hospital. El anciano se llama Woody Grant (Bruce Dern), está en los últimos años de su vida, sufre de Alzheimer y se le metió entre ceja y ceja cobrar un premio tramposo, que hace décadas le prometió un millón de dólares. Nadie le cree, pero aunque vea el engaño, David (Will Forte) su hijo menor, un cuarentón que se siente fracasado, termina por subir a su auto con su padre y ambos toman la carretera y emprenden un viaje agotador. Viaje que incluye el Monte Rushmore, ese que conocemos todos por el filme de Alfred Hitchcok, "Intriga internacional".

Descenso al mundo de las Grandes Llanuras, del Medio Oeste americano, donde uno está esperando algún asentamiento indígena con muchos búfalos alrededor, como lo indican los carteles que testifican el lugar. Recorrida al universo pedestre de esos habitantes casi rurales, de la ironía pronta, de la desconfianza al que no es del palo, inmersos en soledades y extensiones casi patagónicas, al borde de la nada.

De "Nebraska" se disfruta de un relato con música inolvidable y exquisita fotografía en blanco y negro, realizada por el fotógrafo que siempre acompaña al director Alexander Payne, él que no por nada lleva el pomposo nombre de Phedon (Papamichaels), ese del libro de Platón que hablaba de la esencia y la apariencia y de la importancia de la reminiscencia, justamente temas que trata el filme, donde lo valioso parece tonto, pero no lo es.

FALSOS PERDEDORES

"Nebraska" es un filme de falsos perdedores, de ilusiones perdidas con notables momentos donde las máscaras caen y los más tontos se revelan odiosos y los más dulces, peligrosos (ver el almuerzo familiar, similar al del filme "Agosto", pero con gerontes y "tontos" temibles).

Sorprende la intensidad y el humor de los diálogos y la perfección del guión, donde todo va cerrando, lenta, pero rigurosamente. El paisaje y los cielos son un placer, la música acaricia y las interpretaciones, especialmente la de Bruce Dern, como Woody (imperdible caracterización) son para recordar.

También se destaca June Squibb, como la esposa Kate y Will Forte en el papel de David, el hijo. Los que están acompañados por un grupo de excelentes actores veteranos que van desde Stacy Keach, intenso y justo, hasta Angela Mc Ewan, la novia que olvidó Woody y que se reencuentran a través de un diario barrial.