Nadie vive

Crítica de Susana Salerno - N3F

Una cinta cargada de violencia, tripas y un historia bien gore.

Esta es una de esas historias para los fans del director nipón Ryûhei Kitamura, que sigue fiel a su estilo, con violencia excesiva, bien gore, con personajes especiales, muy salvaje y dentro de un festival de luchas, sangre, asesinatos en serie y muertes desmedidas.

Las primeras secuencias corresponden a una chica corriendo en ropa interior en un bosque, seguido por un robo a una familia y asesinatos hasta llegar a una pareja integrada por Betty (Laura Ramsey, "Pacto infernal") y Driver (Luke Evans, "El cuervo"; “Inmortales") que van hacia algún lugar del cual no se dan demasiados detalles pero son molestados por un grupo de delincuentes sobre todo por Flynn (Derek Magyar, serie-tv “Justicia ciega") que es el más desquiciado de todos, quienes los terminan atacando, robándoles el auto y llevándolos a un lugar abandonado.

Las cosas se complican cuando Betty es asesinada, Driver se transforma en un hombre temible, como un comando bien experimentado, en un asesino serial, una especie de Terminator que no solo buscará venganza sino que intentará recobrar a Emma Ward (Adelaide Clemens, "El gran Gatsby") una chica que se encontraba escondida en el baúl de su auto, y se irán destejiendo una serie de enigmas, algunos a través del flashbacks.

Comienzan una serie de situaciones que se transforman en el juego del gato y el ratón, lagos de sangre, hay un psicópata despiadado, asesinatos uno tras otro bien sangrientos, excesos de todo tipo y muchas tripas, diálogos y trucos muy trillados, momentos poco creíbles, con similitudes a “Cacería Macabra” (2011) y tantas otras. Ideal para los espectadores que busquen este tipo de terror.