Nadando por un sueño

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El filme de Gilles Lellouche se inscribe dentro de la línea inolvidable de comedias británicas como "Full Monty", "Tocando en el viento" y "Chicas de calendario". Verdaderos relatos de superación, donde lo socioeconómico obliga a increíbles transformaciones como las de los mineros en stripers o las amas de casa pueblerinas convertidas en nudistas por una buena causa.

En este caso, un grupo de ocho hombres pasados los cuarenta, a los que los años (cada vez más jóvenes), la situación económica o familiar les está haciendo la vida imposible, consiguen encauzar su existencia gracias a un aviso que convoca a la formación de un equipo masculino de nado sincronizado. 
Ahí están el inocente del grupo, Thierry (Philippe Katerine); Laurent, el negador permanente con un pasado maternal culpable de muchas de sus rabietas; el depresivo Bertrand (Mathieu Amalric, el de "Gran Hotel Budapest"); sin desdeñar a la instructora inicial, Delphine, con su pasado alcohólico que la condujo al fracaso.

Todos ellos abrumados por la desesperanza, están dispuestos a acatar el reglamento que exige "voluntad, gracia, ritmo y vida saludable" para constituir un equipo disciplinado y capaz de ganar cualquier competencia.

DE BUEN HUMOR
Con buen humor, "Nadando por un sueño" es la clásica comedia francesa que no desdeña un tono de acidez, delinea sin caer en la caricatura personajes queribles y reales, añade un buen ritmo y un elenco de primeros actores. Elenco en el que conviven el conocido actor belga Beno”t Poelvoord ("Asterix en los Juegos Olímpicos"), como el vivillo vendedor de piletas, con la muy joven y divertida Leila Bekthi (la instructora insoportable) o un gran actor como Jean-Hugues Anglade ("El hombre herido") en el eterno rockero que no puede abandonar la bohemia y lo imposible a pesar de las reflexiones racionales de una hija adolescente.

"Nadando por un sueño" atrae por la sinceridad de sus planteos, su música atractiva y la picardía de convocar a un público amplio (hasta las abuelas se verán representadas con escenas de filmes de Esther Williams, célebre nadadora y actriz gracias a la que se creó en Hollywood el subgénero de "comedias acuáticas" en los "50).

El filme de Lellouche es una buena guía para gente con problemas, con necesidad de apostar todo a una buena idea, trabajar fuerte y en equipo, y rescatar lo mejor de la familia.