Montenegro

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Estamos probablemente ante uno de los documentales más extraños de los últimos tiempos. Veamos.

Juan de Dios Montenegro es uno hombre hosco, huraño; tan solitario como el lugar donde habita, a punto tal que él mismo se convierte un una suerte de "personaje". Dicho de otra manera, el texto cinematográfico plasma muy bien aquello de Ortega y Gasset de que el hombre no es sólo el hombre; sino él y su circunstancia.

“Montenegro” habla de lo que quiere ante la cámara, y parece demostrar con hechos su filosofía de vida, empezando por una frase hecha sobre la amistad que aquí se vuelve carne y sirve como catalizador de la segunda parte de la obra (si tuviéramos que dividirla en dos): "amigos no tengo. Amistad lo que se dice amistad, nada. Tengo algún conocido así... pero eso nomás"

Este "conocido" será presentado con una descripción antes de que lo veamos,. Para cuando eso suceda ya tendremos lo dicho por Juan como una especie de verdad absoluta, sin conocer todavía algo que en el documental se convierte casi en un conflicto tan circunstancial como fortuito.

Jorge Gaggero es el realizador de la interesantísima “Cama Adentro” (2004), con la cual también jugaba a esto de "la mujer y su circunstancia" con esa fenomenal ama de casa de clase alta en decadencia, compuesta por Norma Aleandro. También lo hizo con esos dos seres urbanos de “Vida en Falcón” (2004).

La diferencia en “Montenegro” reside en el paisaje que junto a la noche juegan el papel de puesta a prueba, de la tolerancia ante la ausencia total de tecnología y algunas condiciones de vida digna. De todos modos es tan relativo como la mirada de cada espectador, y en esto el realizador también deja lugar a separar los tantos. Un poco lo que sucedía con la trilogía de Raul Perrone estrenada este año.

El manejo de los tiempos logra meter al espectador en este mundo pequeño y lejano, donde cada uno aprende su propia lección y vive bajo su propia ley.