Mommy

Crítica de Alejandro González - Indie Hoy

Con tal solo 26 años, Xavier Dolan ya lleva 5 largometrajes a sus espaldas. Su prolífica carrera no ha sido a costa de sacrificar calidad, ya que ha ido demostrando desde su primer film J’ai tué ma mère (o Yo maté a mi madre) un crecimiento en las miradas de realidad que plasma en la pantalla.

Mommy, su última película, es como su nombre lo indica, una narración particular de una Canadá francófona más burguesa, sobre la relación entre Diane (Anne Dorval), una viuda con un trabajo mal remunerado, y su hijo adolescente Steve (un gran Antoine Oliver Pilon) que padece de ADHD (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) lo que se traduce en un conflicto permanente en el entorno familiar. Lo que promete desencadenar en cualquier momento en una gran crisis, se ve alterado con la presencia en sus vidas y de manera absolutamente involuntaria, por su vecina Kyle (Suzanne Clement) la que arrastra un pasado del cual nunca sabemos el fondo, pero sí que le produjo una profunda timidez y una alteración emocional contenida.

Desde una imagen en forma de cuadro (1:1) a una música pop noventera repleta de hits, este film va desgranando los problemas particulares de cada uno de estos 3 complejos personajes, donde cada uno cumple un rol, y que se juntan como una Jenga sentimental, donde la fuerte personalidad de Steve, es el hilo sobre el cual las dos mujeres descargan sus frustraciones y problemas.

Con Mommy, Dolan asume un desafío argumental potente y directo, que no da respiro en la forma como estos tres personajes se mueven delante de nuestros ojos, llenos de una dicotomía existencial llena de vida, ansiedad y frustración, que deja dando bote en cada instante, la ebullición de un climax que sabemos va a llegar, aunque no bien cuando.

Durante el año pasado, Dolan ganó por este trabajo, el Premio del Jurado en Cannes, transformándose en un verdadero niño mimado del festival de cine francés, ya que con solo 19 años pudo ingresar en la Quincena de Realizadores con la citada Yo maté a mi madre.

Esperemos que con sus próximos trabajos Xavier Dolan, se consagre como el gran director que es, dando paso a historias distintas en su particular lenguaje: el de hablarte de frente, sin miedo a ocultar las miserias y bondades del amor.