Moana: Un mar de aventuras

Crítica de Jimena Díaz Pérez - Días de película

El público está acostumbrado a las historias tiernas y queribles de Disney, siempre signadas por los valores valores familiares y algunas pinceladas de música. Dirigida por Ron Clements y John Musker, Moana, un mar de aventuras (2016) sigue esa línea de forma eficaz y efectiva.

Moana (voz de Auli´i Cravalho) es una joven que vive en la Polinesia y quiere conocer el mundo. Pero los mandatos familiares, en especial el hecho de que es hija del jefe de un largo linaje de navegantes, le prohiben atravesar el mar más allá de las barreras de coral. Sin embargo, su sabia abuela le encarga una misión que le permitirá a la familia volver a expandir los límites hacia el océano. Y para conseguirlo, primero debe encontrar al semidios Maui (Dwayne Johnson).

La travesía está colmada de diversión y enredos que entretienen a grandes y chicos. Además de presentar momentos especiales, como los protagonizados por Moana y su abuela, que harán emocionar a más de un adulto.

La animación está muy bien lograda. Desde los colores del mar y la vegetación de la isla, hasta las expresiones de los ojos de Maui y la encantadora adolescente, son verosímiles.

Disney es una marca registrada que no decepciona. Y con Moana, un mar de aventuras moviliza a los espectadores a través de lo más esencial: los lazos familiares y la amistad.