Misión secreta

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

La Guerra Fría ahora se traslada al presente

Una historia casi clásica del subgénero de los films de espionaje, con intrigas, dobles traiciones y paranoia, aquí con actuaciones de Richard Gere y Topher Grace. Ideal para los amantes de aquellas películas de Este vs. Oeste.

La Guerra Fría en el mundo real trajo toda clase de consecuencias negativas, pero en el cine ha sido desde el comienzo un material muy rico para grandes películas de espionaje. Con el final de la Guerra Fría, el cine perdió un gran subgénero y toda una producción de films inteligentes y atragantes. Misión secreta (El doble, en el mucho mejor título original del film) recupera aquellas intrigas entre el Oeste y el Este y reaviva aquellos años de paranoia y dobles traiciones.
Para eso, el guión cuenta con una clásica historia del género. Un senador muere y se cree que el autor es un agente llamado Cassius. Agente que, por otro lado, se supone ha muerto años atrás, lo que obviamente es una metáfora de la muerte de la Guerra Fría. Frente al a investigación estará un joven agente experto en el tema (Topher Grace) que ha hecho un estudio minucioso de la carrera de Cassius y un experimentado pero jubilado agente que forma parte de la Guerra Fría (Richard Gere) que se retiró para quedar alejado de todo ese mundo.
Lo original del film es que lo que se supone iba a ser la principal intriga se convierte rápidamente en un tema secundario, al revelarse casi al comienzo la identidad de Cassius. Pero claro, no todo es lo que parece y la búsqueda tiene vueltas de tuerca y complicaciones que son el verdadero interés de la película. Esta pareja despareja de investigadores –joven/mayor, universitario/agente experimentado– se encontrará con toda clase de personajes que sumarán intriga y abrirán nuevos interrogantes. Pero el espectador, que ya tiene la información más valiosa desde el comienzo, vivirá con mayor interés y tensión todo el desarrollo de la trama.
En una película de estas características, es inadecuado hacer un análisis de la historia porque eso llevaría a delatar todo lo que ocurre y es justamente su máximo encanto el ir descubriéndolo. El espectador debe entregarse a lo que propone el relato. Buenas escenas de acción, algunas situaciones de gran suspenso y Richard Gere jugando un rol ambiguo de esos que tanto en tanto disfruta hacer, son lo que mantiene a Misión secreta dentro del estándar. Por otro lado, resoluciones repetidas y ciertos lugares comunes son lo que hacen que la película no puede elevarse por encima de dicho estándar. Aquellos que extrañen la Guerra Fría en el cine será quienes más disfruten de la película.