Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

La fuerte personalidad artística de Mercedes Sosa podría haber sido, paradojalmente, el gran inconveniente para plasmar su vida en una película.

Rodrigo Vila, guionista y director de este filme, fue impulsado por Fabián Matus, hijo de Mercedes, para realizar este documental que tiene mucho de homenaje, pero muchísimo más de revelación de una mujer que a pesar de su fragilidad siempre fue fiel a sus convicciones populistas y por ellas luchó férrea e incansablemente desde los escenarios.

En la pantalla puede verse un excelente material de archivo desde el cual la misma Mercedes, y muchos de sus célebres colegas y amigos, van describiendo situaciones que componen en el espectador la figura de la mujer que mediante sus canciones reclamaba al mundo el lugar que debe ocupar Latinoamérica.

La personalidad de todo artista está compuesta por vida pública y vida privada, pero Vila y Matus se acercan a ambas con mucha discreción, no hay nada en este filme que Mercedes Sosa no haya querido contar sobre ella misma, y así transmite su intensa emoción al espectador cuando habla de sus maridos y su madre, cuenta sobre sus comienzos o narra las persecuciones políticas que sufrió.

Es que la cantante que cautivaba a multitudes también causaba inquietud en algunos gobernantes, y el espectador percibe el desgarro que le causó estar amenazada de muerte y por ese motivo tener que padecer el exilio.

Muy valiosos son los reportajes hechos por Fabián Matus a los amigos de Mercedes Sosa, así desfilan por la pantalla León Gieco, Pablo Milanés, Chico Buarque, Isabel Parra, Teresa Parodi, David Byrne, Milton Nascimento, Víctor Heredia, Julio Bocca y Juan David Nasio, aunque quizá el espectador se concentre más en los testimonios de los hermanos de la cantante o de su vecino, el de su nieta, y sobre todo el del impulsor de este homenaje, su hijo Fabián.

El filme es interesante, con muchos datos pero muy ameno y describe a Mercedes Sosa de manera completa, tanto en su sensibilidad desde lo personal como en su grandeza artística desde los escenarios. (Carlos Herrera).