Mecánica popular

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Más verborragia que cine

El director de Buenos Aires viceversa, El amor es una mujer gorda y El acto en cuestión presentó su primera película 100% argentina en más de una década (Un mundo menos peor es de 2004) con resultados decepcionantes.

Mecánica popular tiene como protagonista casi absoluto a Mario Zavadikner (Alejandro Awada), dueño de una importante editorial especializada sobre todo en publicaciones de filosofía y psicoanálisis. Cuando está a punto de suicidarse, recibe la inesperada visita de una joven y atractiva escritora (Marina Glezer) que amenaza con matarse si él no lee allí mismo su libro, que la compañía ha rechazado ya varias veces.

La (in)tensa charla entre ellos -“regada” con abundante whisky y provocaciones cruzadas- será el eje de una película recargada en la que sólo el inmenso profesionalismo de Awada (que atraviesa un gran momento artístico) es capaz de sostener con no poca credibilidad la verborragia y la pomposa impronta de los diálogos de Agresti. Para peor, en la segunda mitad la bajada de línea deriva con la presencia de Romina Ricci hacia los fantasmas del pasado y las dolorosas consecuencias íntimas de la última dictadura militar.

Patricio Contreras (un portero)y un desaprovechado Diego Peretti (asistente en la editorial) completan el elenco de un film en el que la palabra y la crueldad le ganan por goleada al poder de la imagen, herramienta esencial del cine.