María Callas: En sus propias palabras

Crítica de Marcelo Cafferata - El Espectador Avezado

El título original “María by Callas” remite a los dos personajes que ella misma confiesa que habitan en forma permanente dentro de sí: María la persona y “la” Callas como personaje. Dos figuras que se entremezclan y se confunden, intentando ganar protagonismo una por sobre el otra, en una incansable pulseada interior.
Tom Volf, en su ópera prima, trata de volcar su devota obsesión por el personaje de “la” Callas que lo llevó -apenas surgió la idea de este film hace seis años- a buscar incansablemente durante los últimos tres años, material de archivo inédito que se constituye en el indudablemente corazón y el centro de este documental.
La base sobre la que se estructura “MARIA CALLAS: en sus propias palabras” es la entrevista televisiva que el periodista David Frost le hizo a la diva en el ’70, que la mayoría de los conocedores del tema, la daban por desaparecida. Volf, de esta forma, arma un perfecto collage a partir de los dichos de la propia Callas.
Ella es quien va narrando la historia por sí misma y se conjugan junto a esta valiosísima entrevista de archivo, fragmentos de noticieros de la época, otras entrevistas y reportajes, fotografías, cartas personales y por sobre todo, aquellos registros de sus actuaciones que no son los que comúnmente circulan y que son de fácil acceso.
Ese material prácticamente inédito es la base que toma Volf para lanzarse a mostrar diferentes facetas de la vida de “la divina”. Para quienes son sus incondicionales seguidores, podrán encontrar en este trabajo, fragmentos y arias completas que son de puro deleite para los amantes de la ópera y en particular, para todos los fans de Callas.
Pero cinematográficamente el planteo de Volf privilegia la forma sobre el fondo, respetando la frialdad y la rigurosidad de los documentos, sin intentar poner en duda, ninguno de los aportes que encuentra en el material de archivo, dejando que Callas se describa con sus propias palabras y validando cada una de sus expresiones sin contraponer ninguna otra idea fuerza.
Se sabe que Callas ha sido una artista excelente, de una perfección única y de una rigurosa técnica y un sentido del trabajo y la disciplina pocas veces logrados. Pero también es de público conocimiento que su vida sentimental, su vínculo con los hombres de su vida –el complejo vínculo que rozaba casi la explotación, con su marido y manager Giovanni B. Meneghini, juntos por doce años- y más en particular la relación con su gran amor y amante Aristóteles Onassis, ha generado turbulencias.
Volf evita ingresar en esos terrenos personales más espinosos y tampoco quiere ni asomarse a su endeble salud física y psíquica que ha llegado, inclusive, a envolver a su muerte en un halo de misterio, con rumores de suicidio debido al indiscriminado uso de somníferos producto de su grave depresión y melancolía y el hecho de que su cuerpo haya sido incinerado casi inmediatamente después de su muerte, que no ha permitido ningún tipo de investigaciones.
Por lo tanto “MARIA CALLAS: en sus propias palabras” funciona orgánicamente mayormente en su primera parte en donde podemos conocer datos de su infancia, su vida como adolescente y su ingreso al Conservatorio Nacional de Atenas en donde encuentra a su gran maestra, la soprano española Elvira Hidalgo.
Pero cuando comienzan a aparecer en escena los momentos de su vida más complejos y controvertidos, el tono de Volf es completamente autoindulgente, dejando que la voz cantante de Callas saque a la luz solamente lo que ella decide expresar en los reportajes, sabiendo que esconde denodadamente gran parte de la información.
Algo similar a lo que sucede, salvando las distancias, con las biopics recientemente estrenadas como “Rapsodia Bohemia” o los trabajos de Lorena Muñoz a nivel de cine nacional con “Gilda” y “El Potro” en donde el común denominador es tratar de evitar todos los aspectos más oscuros de los ídolos o tratándolos tangencialmente y en forma muy liviana, sobrevolándolos como para que queden apenas mencionados sin darles ningún tipo de profundidad.
La figura de Callas convoca, por si misma, a ser narrada por una pluralidad de voces donde, en alguna de ellas, se pueda encontrar ese alimento que busca el cine de narrar una historia donde el nudo pueda ser la controversia y el confrontamiento.
Sólo por citar algunos ejemplos dentro del género documental de otros enormes exponentes de la música en “Piazzolla: los años del tiburón” mediante la voz del hijo de Astor Piazzolla o en “Chavela” el film de Catherine Gund y Daresha Kyi, con el relato de la abogada Alicia Pérez Duarte, pareja de Chavela durante los años que la cantante desapareció de los medios; se despliegan otras miradas que retratan las zonas más oscuras, más íntimas y más desconocidas de los públicos personajes.
Ese registro más profundo se extraña en el trabajo de Volf. Técnicamente impecable y con un material de archivo sumamente interesante, plantea un relato que cinematográficamente aparece como carente de alma y la propuesta queda reducida a una excelente recopilación de fragmentos y archivos que obviamente, dado que se centran en la magnética figura de María Callas, despiertan un gran interés pero no se anima a ir mucho más allá, sólo parece navegar en la superficie de lo que “la” Callas quiere mostrar.
Ese riesgo, que diferenciaría un trabajo correcto de una potencial pequeña obra de arte, lamentablemente no aparece en “MARIA CALLAS: en sus propias palabras”.