Malón

Crítica de Javier Luzi - Fancinema

Ascetismo, entre relatos fundantes y míticos

Llega finalmente a las pantallas Malón, film de Fabián Fattore visto en el Festival de Mar del Plata de 2010, que sigue la vida de Sosa (Darío Levín), un hombre que trabaja en un bar, practica boxeo de manera amateur, toca música y canta, vive en una pensión y está interesado en una chica de una pieza vecina, sola y con una beba.
La viva de Sosa es una vida rutinaria si las hay. Y precisamente la película lo muestra a la vez que alterna algunos comentarios políticos que surgen en una mesa entre amigos en el bar. Política que comenta el peronismo y la militancia y recuerda, teorizando desde el saber popular, aquellos viejos tiempos.
Minimalista, ascética, quizá con una subrayada puesta en escena que encuadra desde ventanas, puertas, marcos y a cierta distancia, Malón cruza sin explicitar relatos fundantes y míticos. La postal sobre el cuadro de Della Valle -La vuelta del malón- y una marcha a la que asiste el protagonista parecen unirse profundamente en una relación que cada uno de los espectadores puede interpretar libremente. O no.