Making off Sangriento: Masacre en el set de filmación

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Muertos de risa

Si el Nuevo Cine Argentino made for BAFICI tuvo su exponente paródico en UPA! Una Película Argentina (2007), el cine de terror (más comedia negra con toques gore) encuentra su film burlón en Making off sangriento: Masacre en el set de filmación, título que en sí mismo es tan explícito que llega directamente al spoiler. Porque el largometraje de los hermanos Quintana (basado en el corto homónimo que ganó el premio del público en el Festival Buenos Aires Rojo Sangre) es precisamente eso: la filmación de una sucesión de asesinatos que ocurren durante el rodaje de un corto semi-amateur por parte de unos estudiantes de cine.

El principal problema de Making off sangriento… es que su premisa se consume, se desinfla demasiado rápido. Las bromas sobre el cine Clase Z, su exaltación de lo berreta, las referencias cinéfilas o los chistes sobre el ámbito artístico local son demasiado obvias, por momento un poco torpes, y, así, todo resulta bastante efímero y banal.

En principio hay un prólogo con una primera masacre en un rodaje. Los sobrevivientes deciden retomar el proyecto y convocan a un autor- presuntuoso- intelectual llamado… Lisandro Acuña (Lisandro Alonso + Ezequiel Acuña, cuac) y a un actor que se convertirá en el asesino serial de turno (el mítico rockero Marcelo Pocavida, de lo mejorcito del elenco) cuando llegue al set. También hay un patético detective llamado Caligari que sigue el caso (el reconocido director y aquí también coguionista Valentín Javier Diment).

Lo que sigue es lo dicho: una acumulación de descuartizamientos, algunos más ingeniosos que otros (hay una escena de sexo oral bastante inquietante) y una permanente -para bien y para mal- apuesta por lo excesivo que nunca deja de ser lúdica y que podrá despertar cierto entusiasmo entre algunos fans no demasiado exigentes del género.

Pero, sin ponerse en un lugar esnob, ya es hora de pedirle algo más a los realizadores locales del cine de género. Sin entrar en comparaciones odiosas e injustas respecto de lo que se hace en el Primer Mundo cinematográfico, incluso en el ámbito local el estándar se ha ido elevando en los últimos tiempos. En ese sentido, sin ser un despropósito, Making off sangriento… tiene gusto a poco, a bastante lugar común, a un cine que ya hemos visto demasiadas veces.